Los farmacéuticos, dispuestos a hacer test rápidos ante la oposición del Colegio de Enfermería
Illa abre la puerta a que las farmacias puedan realizar test de antígenos, mientras que el Colegio de Enfermería advierte que no cuentan con los requisitos necesarios
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Los farmacéuticos, dispuestos a hacer test rápidos ante la oposición del Colegio de Enfermería
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Madrid
El ministro de Sanidad Salvador Illa dejó entrever ayer, tras la reunión del Consejo Interterritorial de Sistema Nacional de Salud, que abre la puerta a aceptar la propuesta emitida la semana pasada por la Comunidad de Madrid, referida a permitir a las farmacias realizar test de antígenos a la población. Cataluña y Murcia se sumaron a este interés pocos días después, ante la negativa rotunda de Sanidad. Sin embargo, durante la jornada de ayer, la Comisión Europea aprobó una recomendación para fomentar los test rápidos en determinados casos.
Illa ha abierto, por tanto, su postura, aunque no sin reticencias. En rueda de prensa, instó a las comunidades interesadas a presentar un plan para llevar a cabo esta medida, que necesita de una serie de requisitos muy concretos. El anuncio ha provocado la reacción inmediata del Consejo General de Enfermería, que se opone frontalmente a que las farmacias puedan realizar test de antígenos, alegando que no están preparadas para ello.
Hoy han pasado por los micrófonos de La Ventana representantes de las dos posturas. Por un lado, hemos contado con la voz de Ana López-Casero, portavoz del Consejo General de Farmacéuticos. López-Casero asegura que “las farmacias están preparadas y los farmacéuticos tienen las competencias” para hacer test rápidos a la población, aunque reconoce que “no todas podrán hacerlo” por cuestiones logísticas.
Del mismo modo, la portavoz señala que, desde el primer momento, su intención ha sido “ofrecer la red de farmacias en colaboración con las administraciones”, lo que supone aportar “un servicio de salud pública en una situación extraordinaria”. Uno de los principales argumentos en contra de esta medida es la permanencia de los aerosoles de los contagiados que vayan a hacerse el test en el establecimiento, lo que podría contagiar a otros clientes. En este respecto, López-Casero sostiene que deberán crearse “circuitos especiales”, del mismo modo que se garantizará “la fiabilidad de resultados y el cumplimiento de las medidas de seguridad”. “Tienen que estar bien definidos los protocolos normalizados de trabajo, y los profesionales del sector recibirán formación complementaria y adaptarán físicamente las farmacias”, concluye.
En la otra parte de la polémica hemos recibido a José Luis Cobos, vicesecretario general del Consejo General de Enfermería. Cobos reconoce “la buena voluntad de los farmacéuticos”, pero sostiene que “las farmacias no son centros de asistencia sanitaria”. Su principal argumento es que “los test de antígenos se recomiendan a pacientes sintomáticos en los primeros cinco días de la enfermedad”. Por tanto, teme que un infectado que vaya a hacerse el test contagie al resto de clientes, y pone en duda la capacidad de las farmacias para contar con “una formación correcta y una parte del establecimiento en la que no se atienda al público”.