'Historias lamentables', la vuelta a los orígenes de Javier Fesser
El director de 'Campeones' estrena en Amazon una comedia surrealista que retrata las pequeñas miserias
El cine de autor propone la alemana 'Ondina' y el thriller rural vasco 'Hil Pankaiak'
Y dos documentales españoles: 'Dear Werner' y 'Anatomía de un dandy', sobre Francisco Umbral
A salas llegan películas con estreno previo online, como 'Los europeos' y 'La reina de los lagartos'
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El Cine en la SER: 'Historias lamentables', la vuelta a los orígenes de Javier Fesser (20/11/2020)
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Madrid
Después de hacer historia con Campeones, Javier Fesser vuelve a sus orígenes en Historias Lamentables, una comedia surrealista que va a estreno en plataformas. El director aleman Christian Petzold estrena Ondina, la película con la que ha ganado el premio a mejor dirección en el Festival de Sevilla, una historia de amor con tonos fantásticos. El documental español sigue en buen estado, esta semana tenemos dos estrenos: El misterio del Flamenco Rosa, con la presencia de John Waters, y Anatomía de un Dandy, sobre Francisco Umbral. En Sucedió una noche vamos a hablar de la película que convirtió a Kevin Costner en director, Bailando con lobos. En televisión, analizamos al detalle una de las series más comentadas de la televisión: la cuarta temporada de The Crown que ha juntado a Lady Di con Tatcher.
- Estrenos de cine: 02:00 a 30:00 minutos
- Sucedió una Noche: de 30:00 a 55:00 minutos
- Estrenos de televisión: de 55:00 a 85:00 minutos
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Historias lamentables (Javier Fesser)
Javier Fesser recoge en su cine la mejor herencia de Azcona, Berlanga y del esperpento de Valle Inclán. Con el humor como bandera el cineasta muestra en ‘Historias lamentables’ una serie de estampas que van más allá del costumbrismo de una España diversa, pero que comparte dosis de ternura y de miserias. Como una especie de película antológica, como en ‘Relatos Salvajes’ pero sin tanta mala leche, ‘Historias lamentables’ cuenta qué pasa cuando a personas corrientes les ocurren hechos extraordinarios, ni buenos, ni malos.
Después del taquillazo de ‘Campeones’, Fesser vuelve al humor surrealista de sus comienzos, de ‘El milagro de P Tinto’ para mostrar a unos personajes de los que el propio director parece enamorarse en cada plano. Tenemos a un metódico ciudadano que cumple las reglas, que ve cómo dos viejos amigos del colegio rompen con su rutina y su mundo… Tenemos al hijo de un afamado empresario de coches que no sabe cómo contentar a su padre. Hay también historias sobre los desahucios, sobre la inmigración, sobre el amor y la amistad y sobre el peso de la familia.
‘Campeones’ no sólo logró una buena taquilla, ganó el Goya y consiguió que cambiaran las ayudas del cine: ahora solo podrán recibirlas películas que tengan a personas con diversidad funcional en el equipo. Fesser ha vuelto a contar con tres de los actores de esa película. También la estética es diferente: hay algo de ‘Mortadelo y Filemón’, del tebeo, de las onomatopeyas, hay un cuidado en la fotografía de Alex Catalá y en el vestuario que saturan el color y la luz de los lugares que recorre.
‘Historias Lamentables’ se estrena directamente en plataformas. La COVID ha cambiado la estrategia de la distribuidora que ha decidido invertir el orden; primero en Amazon Prime Video, después en cines.
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De Gaulle (Gabriel Le Bomin)
El género del biopic es una de las grandes apuestas del cine francés últimamente. Esta semana se estrena De Gaulle, una mirada al famoso general francés con Lambert Wilson de protagonista que se centra en el año 40 cuando tiene que hacer frente al colapso militar y político francés y separarse de su familia.
Ondina (Christian Petzold)
Según la mitología griega, la mujer de las aguas solo adoptará forma humana y alma cuando se case. Morirá si vuelve a tener contacto con el agua y si su marido la traiciona, le es infiel, deberá matarlo. Es el mito de Ondina que el romanticismo alemán recuperó en el siglo XIX con varias versiones y el cine y la literatura han adaptado de forma libre, desde el cuento de La sirenita de Andersen a Oswar Wilde. Ahora el director Christina Petzold reformula esta historia desde otra mirada. “Hablé con Nina Hoss, que es una actriz muy intelectual, sobre la relación del director y las actrices, las proyecciones del artista masculino, la subjetividad, la idea de musa. Ondina es una proyección masculina, del deseo masculino. Me leí el libro de un catedrático suizo sobre esta figura en la historia de la literatura y a los tres años leí también la Ondina de Ingeborg Bachmann, con un punto vista distinto al mito, en la que ella estaba hablando, pensando… Y ahí encontré mi punto de vista para narrar esta relación”, explicaba el director en el marco del Festival de Sevilla.
La Ondina del siglo XXI es una historiadora que vive en Berlín y trabaja de guía en un museo de maquetas. Su novio acaba de dejarla y ella deberá vengarse y matarlo, pero esta Ondina desafía, por accidente, al mito, y conoce a otro chico, un buceador industrial, del que se enamora rápidamente. Un amor sobre las cenizas del anterior, un amor pasional, físico e intelectual es el que componen los actores Paula Beer y Franz Rogowski en este tour de force contra la maldición. La actriz, de presencia magnética y resbaladiza, camina entre lo terrenal y lo mágico en una propuesta cinematográfica impresionista revestida por una sutil aura fantástica.
El cine de Petzold, autor de cintas como ‘Barbara’, ‘Phoenix’ o ‘En tránsito’, combina historia política y relaciones amorosas en un diálogo con el presente. En este caso es la arquitectura de Berlín la que le permite reflexionar sobre del desarrollo urbano de la ciudad. “Para mí vivir en una ciudad grande es complejo, y en esta situación compleja se tiene el pasado y el presente a la vez. Cuando salgo a la calle, hay adoquines con nombres de judíos asesinados por los nazis. Tienes la historia y tienes el presente, el capitalismo nuevo que ha destruido la ciudad comprando y vendiendo casas como acciones. Esa complejidad del pasado y el presente a la vez en el mismo espacio me interesa”
Con Ondina, la dimensión política de su cine resuena en la Alemania contemporáneo bajo dos ideas: la función siempre va por delante de la forma y un cuestionamiento de la idea de progreso en un sistema capitalista que lo engulle todo. “Ondina dijo que la idea de progreso no es posible porque nuestra realidad nos dice esto, que no hay evolución ni historia. El capitalismo nunca va a parar, eso es lo que pasa en las ciudades. Ondina es un personaje romántico y está triste por esto. En el siglo XIX era un mito muy muy famoso en Alemania justo cuando el país se estaba convirtiendo en una nación industrializada. Y todo era dinero, ganar dinero, y la ciencia, y dónde quedan entre todo eso los cuentos, la belleza, los escritores románticos”.
El director reimagina así el cuento de hadas desde una perspectiva femenina, que no feminista, en una travesía humana y a la vez fantasmal por el amor y la muerte. Un poético thriller romántico con el que Petzold ganó los premios a mejor director y montaje en el Festival de Sevilla. “El cine siempre me recuerda a historias antiguas, como cuando algo empieza. Tenemos una narración, los cuentos de hadas, literatura, historia, cine… sentir que algo ocurre. Cuando algo muere, siento que nos recuerda al principio. Tengo la sensación de que el mundo capitalista está en una crisis importante, entre ricos, pobres, el medio ambiente… Y parte del cine nos hace acordarnos de la época en la que todo empezó pero algo cambió. La Ondina del siglo XIX no es de la del siglo XXI, ella es ya independiente de la subjetividad masculina, y ha encontrado una identidad propia. Es una personaje muy moderno de cuento de hadas”.
Hil Kanpaiak (Imanol Rayo)
La cobardía de un padre y el coraje de una madre. Un hijo con mucho sufrimiento acumulado que perdió a su otra mitad, su hermano gemelo, en misteriosas circunstancias. Un pueblo que calla y esconde y unas campanadas que marcan el inicio de la desgracia de esta familia a la que lleva años persiguiendo la tragedia. En el frío norte español, Imanol Rayo dirige esta mezcla de drama y suspense que protagonizan Itziar Ituño y Eneko Sagardoy, madre e hijo respectivamente. Él, volverá a la casa familiar después de que su padre descubra unos restos humanos enterrados cerca de la misma, y será entonces cuando tanto él como el personaje de Ituño se vean obligados a enfrentarse a los fantasmas del pasado.
Los saltos temporales definen ‘Campanadas a muerto’, un film rodado en euskera que, lejos de ofrecer un visionado sencillo, busca y consigue la participación activa del espectador, al que, como si de un puzzle se tratara, ofrece pistas para que él mismo una las piezas. Con unas tonalidades e imágenes al estilo ‘Twin Peaks', Rayo presenta a una familia enfrentada que se verá arrastrada a una investigación policial en la que también se verá implicado el mismo inspector al cargo, interpretado por Yon González.
Cámara fija y primerísimos planos. Esa parece ser la premisa que tenía el director en mente a la hora de enfrentarse al rodaje: que la emoción de los actores ocupara toda la pantalla y que su contención impresionara al espectador. ‘Campanadas a muerto’ no es solo una película de suspense o drama, es la historia de una familia sumida en el dolor a la que la búsqueda de respuestas y la sed de venganza aboca a una tragedia griega.
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Dear Werner (Pablo Maqueda)
Hay algo que une la mirada de Werner Herzog con ese dicho machadiano de "se hace camino al andar". Es la mediación de un segundo cineasta, Pablo Maqueda, que en un momento de crisis profesional y existencial se decidió a hacer un homenaje fílmico al director alemán. "Mi obsesión con Herzog arranca desde muy pequeño. Es el director queme enseña que el cine de autor no se trata tanto de puesta en escena, sino de desnudar a los personajes o de tu mirada detrás de la cámara. Sus películas me han marcado, desde Aguirre o la cólera de dios y esa niebla en las montañas. Yo siempre he tenido el deseo de subir a esa montaña y rodar al amanecer. Eso me ha acompañado y llegó un día en que estaba totalmente hundido, recibí un golpe tremendo con mi anterior largometraje", cuenta Pablo Maqueda en la SER.
El cine como aventura, como reto profesional y personal y como ejercicio libre dentro de una industria que cada vez limita más los movimientos. Maqueda estrena Dear Werner un poético y reflexivo documental para el que ha recorrido más de 750 Kilómetros entre Múnich y París.
Fue en invierno, con un frío ensordecedor, y poco antes de que cerraran el mundo por un virus misterioso, pero muy puñetero. Pablo Maqueda, a sus 35 años, sufrió un revés con un guion en el que había puesto mucho trabajo y muchas esperanzas, así que cogió la mochila, cámara, objetivos y un libro que le había marcado desde hacía tiempo: Del caminar sobre el hielo. "Es el libro al que acudo siempre que me quiero inspirar o motivar. Esa imagen de un cineasta cambiando solo bajo el frío para intentar salvar a otra persona, me parece como la metáfora definitiva del camino de la creación. No centrarnos tanto en el éxito, en la meta, sino en el camino para conseguirlo".
El director alemán había hecho ese mismo recorrido, Munich-París, en el invierno de 1974, en un acto de fe para salvar la vida de su mentora, Lotte Eisner, que padecía una grave enfermedad, y recogió su experiencia y sus pensamientos en ese libro, que Maqueda muestra subrayado y lleno de apuntes. Esos apuntes han pasado a ser imágenes que emulan las que Herzog creaba, con sus palabras, en el libro. Desde la escuela de cine de Munich, a los hostales, los paisajes, o la cinemateca francesa. Imágenes que componen este documental, que empezó siendo una idea loca y ha acabado compitiendo en el Festival de Sevilla y llegando a las salas este viernes.
Anatomía de un dandy (Charlie Arnáiz y Alberto Ortega)
Decía Francisco Umbral que él solo sabía escribir memorias. Ahora dos cineastas, Charlie Arnáiz y Alberto Ortega indagan en todo lo que hay detrás de ese personaje creado por él mismo, el del dandy. Un viaje íntimo por una de las pluma más lúcidas de España.
Los euroepos (Víctor García León)
En 1960 Rafael Azcona publicó 'Los europeos', una novela donde el que sería el gran guionista del cine español radiografiaba un país que empezaba a dar síntomas de apertura pero conservaba la miseria moral del franquismo. Ahora Víctor García León, autor de 'Vete de mí' y 'Selfie', dos retratos de la España contemporánea, dirige la adaptación cinematográfica que fiirman Bernardo Sánchez y Marta Libertad. "El diálogo con la España actual es que seguimos como niños acomplejados y arrogantes, no estamos nunca bien con nuestros zapatos y nos cuesta arrojar luz de quienes somos de verdad", apunta el director.
'Los europeos' es la historia de Antonio y Miguel, dos amigos que viajan a la Ibiza de finales de los 50, antes del boom hippie y el desarrollo urbanístico, en busca de bikinis extranjeros. El primero, al que encarna magistralmente Juan Diego Botto, es el pícaro hijo de un arquitecto que consigue que su padre financie dos meses de borracheras y sexo en la isla. A su excursión -él lo llama espeleología de los cuerpos- arrastra a Miguel, joven provinciano que interpreta Raúl Arévalo, delineante precario que solo busca descansar. "Tienen un desdoble maravillloso, que es ser conscientes de que van a seguir las normas marcadas y a la vez saber que el rol que le corresponde es una puta mierda. Y las normas que se aplican para los demás es una farsa. Lo hacen a la vez y eso es una virtud que tiene muy poca gente", explica Juan Diego Botto.
Ibiza era en aquellos tiempos un oasis en la España que se asomaba al aperturismo. Las europeas lucían sus bikinis -hasta que aparecía algún tricornio- y encadenaban fiestas para sorpresa de los señoritos españoles, acostumbrados al recato de la moral nacional católica. "Es una España que vivía en plena censura, en plena dictadura, en plena represión. Ibiza esa otra ventana en la que te podías asomar a otro mundo en color, donde los europeos venían y te preguntabas si existía eso. Y desde esa pacatez, de esa España en blanco y negro, esto personajes observaban esto", comenta el actor.
Y en esas líneas de sombras se mueve la película, marcada por la luz inicial de un amor que se torna oscuro al otro lado del Mediterráneo, en la Barcelona clandestina. Un retrato de una España cínica que buscaba vías de escape pero guardaba y perpetuaba la mediocridad, la misoginia y la doble moral del régimen con estos gañanes. "Ayuda a entender quienes somos al ver a estos personajes. Las alarmas explotan, pero no por fuera, la represión y los muros van por dentro. Como la censura es una cosa que ha calado y permeado, la llevamos puesta, esta cosa de vivan las cadenas que están de aquí", explica el actor.
La actriz Stéphane Caillard encarna a esa Europa que había visto la luz después de la Segunda Guerra Mundial, el amor del personaje de Miguel, que descubre que no es el hombre que creía ser. "La crítica está muy presente. Hay un pesonaje que tiene la posibilidad de estar con una mujer que es claramente más libre, más independiente, más moderna, no sumisa, y el chaval no puede. Le queda grande. Y la mirada de Víctor, como la de Azcona, no está en la crítica a ese personaje femenino", añade Botto.
La cinta rebaja las situaciones de humor e ironía del texto de Azcona. Rodada con sobriedad y cierta melancolía, se centra en esa historia de amor para retratar los contrastes del contexto histórico y la aspiración a 'señorito' que pervive en la mentalidad española. Raúl Arévalo y Juan Diego Botto disfrutan con unos personajes que derrochan química y nos recuerdan porque el 'cuñao' y 'el cayetano' de hoy forrman parte de la historia de España.
La reina de los lagartos (Burning Percebes)
Comedia romántica, humor absurdo, ciencia ficción y folclore se mezclan en el tercer largometraje de los Burnin’ Percebes, el dúo de directores formado por Juan González y Fernando Martínez. Una madre soltera que vive solo un amor de verano con un joven extraño ve cómo todo cambia cuando la nave no recoge este hombre de otro planeta. Esa es la propuesta en poco más de una hora de ‘La reina de los lagartos’, una marcianada divertida y reflexiva rodada en Super8. La cinta, que se estrenó online en el marco del D'A Festival de Barcelona, llega a salas el viernes 20 de noviembre. Está protagonizada por Javier Botet y por Bruna Cusí, Goya a mejor actriz revelación por ‘Verano 1993’.
Mank (David Fincher) - Cines seleccionados
*Antes de su lanzamiento global en Netflix el 4 de diciembre, la nueva película de David Fincher se estrena por tiempo limitado en algunas salas.
La era Trump será recordada por muchas cosas, en el ámbito cinematográfico, porque hizo que Hollywood entrara a saco en política. Directores que nunca habían mostrado claramente una mirada política en su cine, empezaron a hacerlo, conscientes o inconscientes del momento que vivían, en sus películas. Prueba de ello es la maravillosa Mank, nueva película de David Fincher que estrenará Netflix el próximo 4 de diciembre.
Mank es un homenaje al cine clásico y a Ciudadano Kane. No es la primera vez que la esencia de la cinta de Welles, considerada una de las mejores películas de todos los tiempos, se cuela en una película de Fincher. La red social puede leerse como el auge y caída de un empresario ególatra que sufrió pérdidas de cariño en su niñez, como Charles Foster Kane.
Orson Welles ya atizaba a las fake news, aunque todavía ese nombre no aparecía para denominarlas, mostrando a ese trasunto de William Randolph Hearst, uno de los primeros magnates de la comunicación, que cambió el periodismo para siempre y cuyas consecuencias seguimos viviendo en la época de show y el espectáculo informativo. Lo que hace Fincher es poner en el centro a Herman J. Mankiewicz, guionista de la película de Welles y cuál fue el proceso para escribir uno de los mejores guiones de la historia del cine.
Gary Olman está espectacular haciendo de un Mank carismático, bocachancla, parlanchín, inteligente y ácido. Enfrentándose, medio en broma y medio en serio, a Louis B. Mayer y Hearst, casado con una cantante y actriz a la que colaba en todas las películas que podía y que tonteaba con nuestro Mankiewicz. Todo en Mank está bien. La dirección, el montaje, el guion, el blanco y negro y los actores. Gary Oldman ganará el Oscar. Atención a Charles Dance y a Arliss Howard, como Hearst y Mayer respectivamente. Y también a Amanda Seyfried, como una Marion Davis ingenua y lista a la vez.
Con varias líneas narrativas y con el recurso de las acotaciones de guion antes de pasar de una línea temporal a otra, como homenaje a un oficio imprescindible en el cine, Mank cuenta los entresijos de un Hollywood que no rechazaba a Hitler, que odiaba al Partido Republicano y que temía, sobre todas las cosas, al comunismo.
En una escena brillante en la que todos, en una fiesta, discuten sobre las diferencias entre el comunismo y el socialismo, acaba sonando la Internacional. Algo nunca visto en una película de Hollywood, que aupó y permitió la Caza de Brujas. Por cierto, que ya van dos escenas de este tipo este año, las dos en Netflix, una la firma Sorkin y otra Fincher. Ambos, dos de los mejores retratistas de la sociedad estadounidense actual.
Ciudadano Kane es una de las películas más actuales de todos los tiempos, quizá ahí esté la magia de la película. En ella veíamos algo que Trump puso en práctica tras perder estas elecciones: acusar de fraude electoral al sistema cuando el resultado no te gusta. Mank no trata de reactualizar o corregir el clásico, sino de completarlo. De mostrar el contexto por el que Orson Welles, interpretado con solera por Tom Burke, quiso retratar a uno de los males de nuestro tiempo. La figura del magnate del petróleo, de la política, de los parques temáticos, de los medios de comunicación... De todas esas cosas que engendró aquel capitalismo incipiente y que hoy ya sabemos cómo acaban.
En Mank está la corrupción de los pozos petrolíferos, la defensa de Upton Sinclair, que después otro gran director, Paul Thomas Anderson, trasladaría a la pantalla en Pozos de ambición. Está el funcionamiento de la mentira y la propaganda en el país que se erige en representante de la libertad de expresión. Mayer y Hearst hacían en la MGM noticiarios falsos, con actores de la factoría, que hablaban de las bondades de los candidatos republicanos, del miedo al comunismo soviético que se instalaba en el país. Así es como manipulaba Hearst con la ayuda de Hollywood, mientras publicaba sus portadas amarillistas mintiendo sobre España, sobre Europa y sobre Hitler, al que consideraban solo alguien que pondrá firmes a los comunistas.
David Fincher, en muchas de sus películas, ha mostrado la preocupación por el relato mediático. Zodiak, Perdida y La red social si bien no versan sobre ello, si tienen ese tema entre sus líneas. Mank es la película que mejor habla del presente, de la desinformación y el auge de la extrema derecha, de los peligros de que magnates ególatras posean los medios de comunicación, a la vez que un sinfín de empresas con intereses. Desde Hearst, la concentración empresarial en los medios de comunicación, ha sido un gran lastre para los derechos civiles y la población, no solo de Estados Unidos, sino del mundo. Recuerden a Baudrillard sentenciando aquello de "la guerra del Golfo no ha tenido lugar", después del trabajito que hizo la CNN. Y lean a Chomsky que lo explica mejor que yo.