Casado, el de siempre
Ya habrán visto que no ha cambiado mucho la actitud de uno y otro frente al Gobierno, al que no hay que darle ni agua, así se caiga el cielo sobre nuestras cabezas o el bicho apriete como nunca
Madrid
En una importante sesión parlamentaria que vio no sin asombro cómo Sánchez, de manera incomprensible, escurría el bulto, el ministro Illa planteó bien la disyuntiva en su respuesta al pimpollo Casado: tiene usted que elegir entre la ultraderecha o ser un partido de Estado.
¿Hace falta insistir en qué elige el líder del PP? No quiere el Ojo decir aquello de "Ya se dijo aquí", que no se tañeran campanas cuando Pili pareció que se separaba de Mili, o al revés, comprobado que aquello fue solo una guerrita entre los jefes de las derechas para ver quién era el más chulito del patio del colegio.
Ya habrán visto que no ha cambiado mucho la actitud de uno y otro frente al Gobierno, al que no hay que darle ni agua, así se caiga el cielo sobre nuestras cabezas o el bicho apriete como nunca. Les da igual, que su presencia en la vida política no se debe a la búsqueda del bien para los ciudadanos. Ellos están, únicamente, para reservar a los suyos oro, incienso y mirra.