Les escuece la democracia
En cualquier caso, el debate vuelve a poner sobre la mesa cómo actuar democráticamente con aquellos a los que se sabe que les escuece la democracia mientras se sirven de ella
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Madrid
Se atribuye a Voltaire haber dicho "estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". Así lo pensaba y lo reflejó Oriol Junqueras al final de un debate parlamentario en Catalunya 2013 sobre la declaración de soberanía.
Pretendía replicar con academicismo democrático a Alicia Sánchez-Camacho, que entonces, en nombre del PP, había ironizado sobre el líder de Esquerra Republicana. Le dijo que podía ser muy buen lector de Rousseau y de Montesquieu, pero que no lo era de la Constitución española.
Quizás porque después se aclaró que la sentencia no era del pensador francés, sino de su biógrafa británica, Gabriel Rufián, no ha hecho suya la tolerancia de su jefe de filas encarcelado. Es cierto que las personalidades son distintas, que ha llovido mucho desde entonces y que una moción de censura de Vox no es otra cosa que un acto de descarada propaganda que les paga la democracia a quienes, si les dejaran, la limitarían al máximo.
En el mejor de los casos. Pero también es cierto que la propuesta del portavoz de los independentistas y republicanos catalanes de no entrar en el juego de los provocadores, no participando en sus réplicas, no parece haberse hecho hueco en la cita parlamentaria de mañana. Quizás porque el resto está convencido de que la mejor manera es intentar neutralizarles con argumentos. Quizás porque la mayoría también quiere sacar partido de la oportunidad.
En cualquier caso, el debate vuelve a poner sobre la mesa cómo actuar democráticamente con aquellos a los que se sabe que les escuece la democracia mientras se sirven de ella. Claro que viendo como está el patio, estamos seguros de que a nadie más que a Vox les gustaría recortarla, aunque sólo fuera un pelín de libertad de información.
