Plantar para recoger
El Ejecutivo de Pedro Sánchez decide gastar para incentivar, porque si toda crisis es una oportunidad, hay que aprovechar esta, por terrible y por dramática que sea.
Madrid
A los políticos y a los economistas que les gusta limitar los riesgos sanitarios por temor del coste económico, habría que recordarles el Eclesiastés, aquella parte de la Biblia que habla de un tiempo para todo, para nacer y para morir, para plantar y para recoger lo plantado. Los datos económicos que el Gobierno baraja y ha presentado hoy tienen algo de esto. Por un lado, empeoran las previsiones de la macroeconomía, por una bajada del PIB de más del 11%. Terrible. Y por otro, se amplía el techo de gasto, aquella barrera que limita los desembolsos de los ministerios y que podrá alcanzar los 196.000 millones a la espera de los 140.000 que Europa acabará facilitando a cuenta. Esperanzador.
Dicho de otra manera, el Ejecutivo de Pedro Sánchez decide gastar para incentivar, o a modo bíblico, plantar para recoger, porque si toda crisis es una oportunidad, hay que aprovechar esta, por terrible y por dramática que sea. Porque si cuando la ciudadanía está más asustada, y con razón, y la economía amenaza los bolsillos personales, las administraciones se encogen de hombros, entonces apaga y vámonos. Hasta Trump lo ha entendido, aunque sea a su manera y con finalidades electorales.
En España, subida la barrera de los límites impuestos por la Comisión Europea y adaptando las inversiones a las mejoras sociales y a los retos pendientes de modernización, la norma debe ser: gaste usted de momento y ya pasaremos cuentas después, cuando podamos, sabiendo y no olvidando, por supuesto, que en la vida nada es gratis.