Entre las posibilidades reales y las imaginadas
Josep Cuní analiza en 'Hora 25' la situación de Cataluña ante el inicio de varias jornadas clave
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Entre las posibilidades reales y las imaginadas
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Madrid
El Parlament de Cataluña inicia mañana su debate de política general, una suerte de estado de la nación que se mueve entre sus posibilidades reales y sus probabilidades imaginadas. En este pleno, el president Torra describirá la inacción de su gobierno como si el Ejecutivo estuviera exhausto de tanta efectividad. La oposición no se lo aceptará, aunque su acomodo también sea constatable. Y así, la mayoría independentista cerrará filas con el Govern, a pesar de su habitual falta de unidad real disimulada con la reincidente retórica usual.
El debate seguirá el viernes porque el jueves Torra estará sentado en el Tribunal Supremo mirando a los ojos de los jueces que han de ver su recurso a la condena de un año de inhabilitación por haber tenido colgada en el balcón de la Generalitat una pancarta a favor de los presos del procés. Durante la campaña de las elecciones generales de abril del año pasado, pancarta que retiró tarde, pero retiró, antes del día de las votaciones.
Aunque la denuncia de Ciudadanos y PP llevó a actuar a la Junta Electoral con efecto retroactivo en una iniciativa judicial dudosa para algunos juristas poco sospechosos, este juego perverso de provocador provocado insiste en lo que ya es un clásico del independentismo: buscar la reacción a partir de una acción, para así disimular que la gran mayoría de sus iniciativas sólo persiguen el aplauso de los catalanes adheridos a una especie de democracia sentimental. Al frente, otra parte que a veces parece controlada por quienes la democracia la desearían orgánica.