Marear la perdiz inútilmente
La situación de la pandemia debería valernos para no continuar en esa absurda pelea doméstica de desgaste, pero no, desde luego, como coartada para enmascarar errores e inoperancia

undefinedIÑAKI GABILONDO
Madrid
Llevamos medio año de pandemia de coronavirus, las autoridades hacen como que controlan la situación y nosotros hacemos como que controlamos los nervios, pero unos y otros estamos sumidos en el desconcierto. No estamos solos, eso es verdad. Nos acompañan naciones muy acreditadas cuya eficacia había sido aclamada, como Israel, y que ahora está a punto de confinar al país entero por el rebote del virus. O como Francia, al que la situación también parece estar a punto de desbordar.
Esto debería valernos para no continuar en esa absurda pelea doméstica de desgaste, pero no, desde luego, como coartada para enmascarar errores e inoperancia que, por muy universal que sea el desconcierto, nos han desnudado como país.
Por poner un ejemplo, y podríamos poner cientos. Nuestra impotencia para contar con los rastreadores necesarios. Ya sé que un restaurador no es un simple telefonista, pero tampoco necesita ser experto en radiología oncológica por protones. Y hemos tenido meses para prepararlos. Al Ejército no se le ha dado tanto tiempo para ponerse en marcha.
Cumplido medio año, a la espera de que la ciencia aclare la situación, necesitamos proyectar toda nuestra energía en la acción sanitaria, social y en el enfrentamiento con nuestra verdad económica y laboral y con sus tremendos desajustes, como el que nos contó ayer Belén Kayser en El País. En España el paro galopante, sí, pero se necesitan soldadores, fontaneros, electricistas, etcétera. Y no se encuentran.
La política con sus luchas no nos está permitiendo ver con detalle este tipo de realidades, nos las camufla o nos las dramatiza y la trompetería mediática lo exacerba, dando vueltas y más vueltas a hipótesis políticas que no se van a dar.
Dejemos de marear la perdiz, que en la caza significa azuzar, clave para que se asuste y para que levante el vuelo, porque tengo para mí que nadie se va asustar ni nadie va a levantar el vuelo. El Gobierno no se va a romper el presupuesto, se va a hacer con la actual mayoría, no con otra. Ciudadanos podrá acompañar, no relevar ni sustituir. Y el PP no está ni para ser alternativa ni para levantar demasiado la voz. Así que no perdamos ni un segundo más en especular que hay mucha tarea por delante.