O cóctel molotov o poltrona
No es de recibo que Iglesias, Montero, Serra, Mayoral o quien se tercie de Unidas Podemos se permitan una y otra vez ejercer de pepito grillo, luciendo como insignia de honestidad lo que no es más que una fea zancadilla a su socio

Madrid
Todo el mundo con dos dedos de frente entiende que conducir un gobierno de coalición tiene sus dificultades. Si en el interior de un partido las desavenencias son evidentes, entre moderados o radicales, el poder central y los barones, la nueva y la vieja ola, más lógico parece aún que esas disconformidades se multipliquen cuando hay dos partidos que se saben próximos en algunas cosas, pero agua y aceite en otras, diferencias que se remontan hasta el nacimiento, niñez, adolescencia y madurez -si es que los dos han llegado a ese estadio- y que en ocasiones cuesta embridarlas.
Dicho lo cual, llega un momento en que si no atajamos tal desajuste, los daños pueden llegar a ser no solo molestos, sino de obvia gravedad. No es de recibo que Iglesias, Montero, Serra, Mayoral o quien se tercie de Unidas Podemos se permitan una y otra vez ejercer de pepito grillo, luciendo como insignia de honestidad lo que no es más que una fea zancadilla a su socio. Se les agradecería la definición: o cóctel molotov o poltrona.