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El lado positivo del confinamiento: de novelas de ciencia ficción a un negocio de bisutería

Conocemos historias positivas que ha dejado el confinamiento como la de dos jubiladas que se han aventurado a escribir una novela de ciencia ficción o la de una familia vasca que ha creado un negocio de bisutería a través de la red social Instagram

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Madrid

Cuando el pasado mes de marzo el Gobierno confinó a millones de ciudadanos en sus casas, cada persona intentó adaptarse de la mejor forma posible para estar entretenido: mientras unos se convertían en cocinillas dignos de ‘Masterchef’ y otros entrenaban al ritmo de Patri Jordán, la reclusión en el hogar también ayudó a que muchas familias fortaleciesen sus relaciones por pasar tanto tiempo juntos.

Esta tarde en La Ventana conocemos historias positivas que nos dejó el confinamiento, como el de dos jubiladas que han escrito una novela de ciencia ficción o una familia del País Vasco que ha creado un negocio de bisutería a través de Instagram.

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De elaborar accesorios a una marca de bisutería

Lo que comenzó con la elaboración de accesorios en casa para matar el tiempo, ahora ha llevado a crear una marca propia de bisutería. Este es el caso de Pleamarta, que vende sus productos a través de la red social Instagram.

Una de las grandes pasiones de Marta Herranz son los collares o la ropa y durante el Estado de Alarma comenzó a hacerlos en casa, actividad a la que su familia en seguida se unió: su marido Aketza y sus hijos Hodei y Mara, de 14 y 8 años respectivamente. Precisamente los progenitores fueron los que animaron a sus hijos a unirse para pasar tiempo en familia y que no estuvieran pegados a la televisión.

La idea para crear su propio negocio surgió “en broma” cuando Marta propuso a su familia “montar una tienda de bisutería en Instagram”. Una red social en la que ya acumulan cinco mil seguidores y reciben pedidos de todas partes del mundo: Suecia, Costa Rica o Italia. Los precios de las pulseras y collares oscila entre los 10 y los 18 euros.

De momento, su negocio pasa por las redes sociales. “No tenemos pensado abrir un negocio físico por la difícil situación de las tiendas, pero nunca se sabe”.

Estas familia vasca ha creado un negocio de bisutería a través de Instagram

Estas familia vasca ha creado un negocio de bisutería a través de Instagram / Cadena SER

Estas familia vasca ha creado un negocio de bisutería a través de Instagram

Estas familia vasca ha creado un negocio de bisutería a través de Instagram / Cadena SER

Una novela de ciencia ficción

También hemos conocido la historia de Anna Ribera y Carme Rabell, dos jubiladas que han forjado una amistad a través de los libros y durante el confinamiento comenzaron a escribir su primera novela de ciencia-ficción: ‘Bebedores de aceite’.

A pesar de que la lectura siempre ha acompañado a estas dos mujeres -Anna era bibliotecaria y Carme se hizo voluntaria de esa misma biblioteca tras jubilarse-, no ha sido hasta el confinamiento cuando ambas han decidido aventurarse a contar historias.

En La Ventana hemos hablado con la coautora Anna Ribera y nos ha contado que la idea surgió “por entretenimiento y por un sueño que tuvo Carme”. A partir de ahí comenzaron a escribir y aunque ya llevan cien páginas, se han dado como plazo “dos años” para terminar la historia.

Una novela que comienza “en una distopía en la que ocurren todas las catástrofes que somos capaces de inventar y luego da paso a la utopía, en la que el mundo se arregla y todo es mucho más bonito”, ha explicado Anna, quien se define como la mente “más racional”, mientras que su compañera Carme “es la de las ideas fulgurantes”.

Ambas escritoras ya tienen pensado el final para su ‘Bebedores de aceite’ aunque tal vez las cosas no acaben de la forma que han planeado. “Tenemos pensado un final feliz para la novela, pero a lo mejor nos cargamos todo”.

A pesar de que no tienen todavía una editorial con la que publicar su novela, han asegurado que su intención es "divertirse y pasarlo bien”.

 
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