¿El asesino era una buena persona?
"Estos días hemos encontrado dos titulares periodísticos que demostrarían que no hemos aprendido nada o que se nos ha olvidado lo aprendido", la polémica del día de Isaías Lafuente
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Madrid
El pasado domingo, un hombre asesinó a su mujer y a sus dos hijos en Úbeda. Un caso de violencia de género que el presidente de la Junta de Andalucía calificó de “crimen familiar”, con la consiguiente polémica. Pero además, en estos días hemos encontrado dos titulares periodísticos que demostrarían que no hemos aprendido nada o que se nos ha olvidado lo aprendido. Uno, de un diario nacional, en el que se afirma que el asesino «adoraba a su mujer y a sus hijos». Otro, de un periódico local, en el que se le describe como “un hombre de buen trato y correcto”.
En ambos casos se entrecomillan opiniones de los vecinos y cualquier decálogo sobre cómo informar de estos crímenes machistas establece evitarlos, o recoger opiniones positivas sobre el agresor o la pareja, o especular con motivos justificadores del crimen, como el consumo de drogas o las discusiones de pareja. Son principios que responden a una doble exigencia: el rigor periodístico y el rigor en el acercamiento a un fenómeno criminal que nada tiene que ver con el perfil público del agresor, que puede ser un impecable contribuyente, un trabajador ejemplar y un cariñoso padre y esposo en el parque mientras manifiesta su violencia en la intimidad o acaba convirtiéndose en un asesino.