La bruja, la puta, la contagiadora
La derecha y extrema derecha han elegido el 8M porque creen que mata dos pájaros de un tiro: desgasta al gobierno y estigmatiza al movimiento feminista que está muy fuerte
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La bruja, la puta, la contagiadora
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Madrid
Santa o bruja, virgen o puta, y ahora, en la versión de este pandémico 2020, la abnegada cuidadora o la pérfida contagiadora. Este cuento ya nos lo sabemos. Es muy antiguo. O santa o bruja, o virgen o puta, o cuidadora o contagiadora.
La decisión del PP y de Vox de convertir la manifestación del 8 de marzo en el paradigma de la mala gestión del gobierno en la crisis sanitaria es una decisión política que va mucho más allá de criticar al ejecutivo por sus errores. Con la evolución que ha tenido la pandemia, es evidente que fue un error no prohibir las aglomeraciones aquellos días, en España y en el resto de Europa. Pero todas las aglomeraciones, y especialmente las que se hicieron a cubierto: el mitin de Vox, los conciertos, las ceremonias religiosas, el transporte público, los restaurantes, los bares y también las manifestaciones. Habría que haber escuchado las acusaciones de vivir en una dictadura de haberse prohibido todo eso, pero esa no es ahora la cuestión.
La cuestión es que tanto en el Congreso como en los tribunales la derecha y extrema derecha han elegido el 8M porque creen que mata dos pájaros de un tiro: desgasta al gobierno y estigmatiza al movimiento feminista que está muy fuerte, muy activo, que mueve mucho voto fuera de su ámbito de influencia y que siente que cuestiona algunos de sus fundamentos ideológicos.
Santa o bruja, virgen o puta, cuidadora o contagiadora. Como si el tiempo no pasara.