El mismo hartazgo y la misma melancolía

Madrid

No, no es posible la unidad frente al peor momento de la historia reciente. Si no lo ha sido en lo más trágico de la pandemia, está claro que ahora que estamos venciendo la curva, mucho menos. Cada pleno del Congreso provoca el mismo hartazgo, la misma melancolía. Se le va a hacer larga esta legislatura, dure lo que dure, a Pablo Casado. Poniendo el balón tan alto, convirtiendo cada pleno en un Debate sobre el Estado de la Nación, apurando todos los adjetivos del castellano, encadenando acusaciones estratosféricas. Da igual que se trate de la pandemia, de la crisis económica que trae aparejada o de un asunto concreto como es la gestión del cese de Pérez de los Cobos. Da igual, porque el tono del líder popular, sus palabras, sus acusaciones son todas de tran grueso calibre que, cuando pueden apretar al gobierno, suena todo a lo mismo. Casado está atrapado en la hipérbole junto a Vox, y Sánchez hoy no ha desaprovechado la ocasión.

Todo el gobierno ha salido en tromba a defenderse. A todos y cada uno de los ministros que han respondido en la sesión de control se les ha visto mucho más a la ofensiva que en semanas anteriores en una repsuesta muy cohesionada.

La sexta y en principio, última prórroga del Estado de alarma ha salido adelante con el apoyo de Ciudadanos y PNV y con la abstención de Esquerra. Con menos votos en contra que la anterior, con más apoyo en general por tanto, con más respiro para el ejecutivo.