Denuncia a las aerolíneas
El ministerio de Consumo anuncia una acción de cesación contra las 17 aerolíneas que no ofrecen a los clientes la posibilidad de recuperar el dinero de los vuelos cancelados a causa de la COVID19. Lo analizamos con Pere Suau-Sánchez, profesor de la UOC y experto en el sector.
Madrid
La devolución del dinero de los billetes de avión contratados, pero no disfrutados a causa de la pandemia, está suponiendo largos trámites a los consumidores. Tanto que, tras la avalancha de reclamaciones de los usuarios, que se estiman en 700.000, el Ministerio de Consumo pedirá a los tribunales que declare nulos aquellos contratos donde los viajeros aceptaban bonos para volar a lo largo de los próximos meses, si éstos no habían sido informados previamente por la aerolínea de la política de reembolso que obliga a la compañía a ofrecer el bono compensatorio solo como segunda opción. Asimismo, 17 líneas aéreas se verán obligadas a informar claramente a los consumidores de las condiciones de reembolso.
El objetivo del departamento ministerial que dirige Alberto Garzón es hacer cumplir la normativa europea que dicta que, de cancelarse un viaje, la aerolínea está obligada a ofrecer una forma de transporte alternativa en el mínimo plazo posible o, en su caso, cuando decida el comprador. Pero si el comprador rechaza cualquiera de estas opciones, la compañía está obligada a realizar el reembolso del billete en un plazo máximo de una semana.
Según apunta en Hora 25 de los Negocios Pere Suau-Sánchez, profesor de los Estudios y de la Empresa en la UOC y especialista en aerolíneas, “en principio la regulación europea es bastante clara, está regulada por la regulación 261/2004 de compensación de vuelos y lo que dice, básicamente, es que las situaciones en que la aerolínea tiene que cancelar el vuelo por situaciones extraordinarias se tienen que presentar varias opciones al consumidor, entre ellas el reembolso del dinero”. Las aerolíneas tienen en estos momentos una elevada tensión de caja –muchos gastos estructurales, pocos ingresos- por lo que, Suau-Sánchez apunta que “no es una situación fácil de resolver, pero en línea a las recomendaciones que ha hecho la Comisión, los bonos deberían ser suficientemente flexibles para que pudieran ser atractivos para el consumidor, que pudieran por ejemplo cambiarse de nombre, que lo pudiera utilizar un familiar o un amigo, y hacerlo más atractivo para el consumidor pero, en cualquier caso, está claro que las aerolíneas están aún en una situación crítica y que aún no han podido reemprender sus vuelos, y tenemos que ver cuál será la situación este verano en cuanto a nivel de actividad”.