La sordera de la derecha

Madrid

Hubo ayer un pasaje del largo debate en el Congreso de los Diputados que resume perfectamente la sordera de la derecha española ante la mayor crisis de los últimos tiempos a nivel mundial. Dijo el presidente del gobierno, Pedro Sánchez: "Seguro que hemos hecho muchas cosas mal". Subió a la tribuna Pablo Casado, líder del PP, para responder: "¿De verdad cree que lo ha hecho todo bien?" Y aquí hubiera podido terminar el debate. Pablo Casado no está dispuesto a escuchar nada. Se ha montado de nuevo su realidad cimentada, como no, en los muertos, el argumento que mejor maneja la derecha en este país.

Los muertos del coronavirus como revancha de los muertos del 11-M. Da igual que estemos ante una crisis que cambiará el mundo, da igual que España no sea un caso aislado, da igual que todos los países esten pasando por lo mismo y que todos los dirigentes políticos de estos países hayan pecado de lo mismo. A Pablo Casado le da igual. No cree que su trabajo sea el de aportar soluciones, el de ayudar, el de empujar, él a lo suyo, y lo suyo es, otra vez, exhibir los muertos y, si puede ser, envueltos en una bandera de España.

Es evidente que Casado ha renunciado al centro, que, en una maniobra que puede ser oportunista o convencida, intenta recuperar Ciudadanos. Pablo Casado de tanto mirar a la extrema derecha está a punto de rebasarla. Su intervención de ayer parecía inspirada en la misma musa, o el mismo muso, que inspiró el discurso ultra de Abascal en la tribuna.

El mundo que saldrá de esta pandemia no lo reconocerá nadie, pero a los españoles no nos costará nada reconocer a la derecha española, instalada desde hace tiempo en la política del desgaste, a ver si el gobierno cae por su propio peso, aunque ahora para esa espera se sienta en un banco todavía más a la derecha.