Michel de Montaigne: diez años de confinamiento que dieron un nuevo género literario

Madrid

Estos días de confinamiento, el historiador Javier Traité nos relata algunos encierros "autoinflingidos" por personajes históricos. Este lunes, Traité nos ha hablado de Michel de Montaigne, un filósofo, escritor y humanista del siglo XVI y que se encerró en un castillo durante diez años.

Pero antes de llegar a este encierro, tuvo una infancia un tanto peculiar. Su padre, poco después de nacer, lo mandó varios años a viir con unos leñadores que trabajaban para él para que conociera, según explica Traité, "la penuria.

Pero a los tres años su vida cambió radicalmente. Regresó al castillo donde residía su familia y recibió clases de latín, único idioma en el que se comunicaba junto al griego, de un tutor particular.  Al empezar el colegio, con seis años, solo hablaba estas dos lenguas, una extraña formación que forjó un carácter particular.

De esta forma, Montaigne creció creyendo en la libertad de pensamiento y, con 28 años, decidió encerrarse en su castillo y pensar. Se recluyó durante diez años, con sus libros, y preguntándose qué es lo que el sabía, dedicándose a dictarle a un sirviente lo que a la postre sería un nuevo género literario: los ensayos. En ellos el filósofo y escritor reflexionaba sobre el alma, la tristeza, la guerra, los parlamentos, los cojos, los olores, etc. y aplicaba muchas citas clásicas.

Al finalizar su confinamiento, Michel de Montaigne emprendió un viaje por Europa que duraría dos años, hasta que fue elegido alcalde de Burdeos. Durante su mandato, lidió con las guerras de religión entre cristianos y protestantes, pero una peste volvió a llevarlo al confinamiento y al abandono de la función pública.

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Esta es, por tanto, la historia de un aislamiento cuyo fruto fue uno de los géneros literarios más conocidos en nuestro tiempo: el ensayo.