¿Es posible no perder las formas?

Madrid

El pasado martes, el asesor de Estrategia y Comunicación del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Manu Cavanilles, tras conocerse el contagio del número 2 de Vox tuiteó: “El coronavirus se ha contagiado de Ortega Smith”. Hoy, en las Cortes valencianas, el diputado Toni Cantó se ha mofado de Irene Montero, también contagiada, trastocando el lema feminista “hermana, yo sí te creo” por el “hermana, yo sí te contagio”. Tras las críticas, el primero eliminó el tuit, el segundo ha armado una especie de disculpa afirmando que “se han interpretado mal sus palabras”.

Ya sospechábamos que la calma política en torno a esta crisis sanitaria se rompería en algún momento. Pero lo que no sospechábamos es que personajes tan principales se lanzarían por la pendiente del chiste fácil y del chascarrillo por un puñado de aplausos o de likes. Por respeto a quienes padecen una enfermedad que mantiene en vilo a este país y a medio mundo, por respeto a los ciudadanos a los que representan o para cuyo Gobierno trabajan y, sobre todo, por respeto a sí mismos. En fin, esperemos que este virus se quede en casos aislados y no se convierta también en pandemia, que bastante tenemos ya…