Los políticos, maestros del suspense

Madrid

En el prestreno de ‘La Ventana Indiscreta’ el actor Joseph Cotten y su mujer Lenore Kipp se sentaron juntos a ver la película. La proyección fue bien hasta la escena en la que Grace Kelly registra la habitación del asesino y este aparece de pronto por el pasillo. Kipp se puso tan nerviosa en su butaca que se volvió a su marido y le dijo: “¡Haz algo, haz algo!”. No soportaba tanto suspense. Pensé en esta anécdota al imaginar al Gobierno debatiendo la Ley de Libertad Sexual. Si dos partidos buscan un acuerdo las reglas de la narración casi obligan a que parezca que algo va a descarrilar. Eso removerá al espectador en su silla.

Alfred Hitchcock creía que, para generar suspense, por ejemplo, más útil que matar a alguien era hacer creer que podía acabar asesinado. A él le gustaba filmar una plaza oscura y situar a la victima en el círculo luminoso de un farol, esperando. Luego, añadía un primer plano de un gato negro y otro de una ventana en la que se intuía a alguien que movía los visillos. Al final, se veía un coche aproximándose y ya todo estaba preparado para que pensásemos que iba a pasar lo peor.