¿Esperanzas? Una o ninguna
Cuesta imaginar que Sánchez va a encontrar algún tipo de colaboración en el pimpollo Casado, enrocado hasta ahora en el cuanto peor, mejor, sobre todo en el tema catalán
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Madrid
Hace cinco meses que Sánchez y Casado no se ven cara a cara y sin carabinas. Hoy toca luz y taquígrafos. Se han llamado de todo, aunque este Ojo cree que nadie le acusará de parcialidad si asegura que el líder popular ha utilizado un tono barriobajero de mostrador de cinc de tasca antigua, mucho más salvaje que el utilizado por el presidente.
Andan los dos menos guerreros en los últimos días, como si estuvieran bailando un minué a ver si las frases miserables desaparecen de las alturas políticas. Son ellos, y únicamente ellos, quienes tienen la medida de cuánto estiércol están dispuestos a soportar y deberían limitarlo a lo imprescindible.
Muchos temas pendientes, con Cataluña y el Poder Judicial, en ocasiones son solo uno, en línea de salida. La renovación de la cúpula de los jueces es urgente, superadas todas las prórrogas aceptables.
Cuesta imaginar que Sánchez va a encontrar algún tipo de colaboración en el pimpollo Casado, enrocado hasta ahora en el cuanto peor, mejor, sobre todo en el tema catalán. ¿Y si nos sorprenden?