Prótesis 3D para regalar vida
Esta iniciativa de Guillermo Martínez devuelve la movilidad a mutilados por accidentes y enfermedades a lo largo y ancho del planeta
Una persona recibe una prótesis 3D. / Ayudame 3D
Madrid
Un proyecto solidario al que sobraban las ideas y le faltaban las manos. Bajo esta premisa nació durante el verano de 2017, Ayúdame3D, una asociación sin ánimo de lucro que desarrolla y fabrica, a partir de impresoras 3D, prótesis de manos y brazos para mutilados. Éstas se envían, según se solicitan, a los necesitados de ellas que, de manera gratuita, consiguen una segunda oportunidad a través del trabajo de esta red de cooperantes mundial.
Guillermo Martínez, un ingeniero madrileño de 25 años trabaja hoy como diseñador de juguetes, pero su historia se remonta a varios años atrás. A un viaje de voluntariado al orfanato Bamba, en Kabarnet (Kenia), donde decidió que lo que hasta entonces había sido un hobby iba a convertirse en la gran aventura altruista de su vida.
Las cifras, en el caso de las amputaciones, son alarmantes. Según la Organización Mundial de la Salud casi cien millones de personas en todo el mundo necesitan prótesis por falta de algunas de sus extremidades bien sea por haber padecido enfermedades o por accidentes que provocaron la mutilación de los miembros y que no pueden costearlas.
Más de 140 entregas anuales en 35 países de todo el mundo son los números que maneja Guillermo Martínez y que se han hecho realidad gracias a los más de 200 colaboradores o Helpers3D ya dispuestos, como Celso Frade o Iñaki Malo, a comprometer sus impresoras y su tiempo con el único fin de crear nuevas trésdesis que puedan mejorar la vida de personas.
La asociación ha sido galardonada en el Foro Mundial de la Juventud por su labor altruista además de ser reconocida con uno de los premios de la Fundación Telefónica al Voluntariado Inspirador y 5.000€ que se reinvertirán en este “proyecto de carácter social e inspirador”.
Y es que con una impresora 3D de poco más de cien euros, hilo de pescar y gomas para brackets cualquiera, remarca Martínez, puede ser un eslabón de esta cadena a la que ayudar le parece demasiado fácil como para no hacerlo.
