¿Qué te pasa, muñeca?
Esta saga de artesanos resiste a lo envites de la moderna industria juguetera readaptándose con una tercera generación al frente que se encarga de "sanar" a los juguetes rotos
Madrid
Esta pequeña historia, comenzó con un ingeniero jefe de ferrocarriles que en sus ratos libres ideaba y hacía juguetes manualmente. Aquellos juguetes acabaron siendo vendidos por “Refrecos Ingleses”, una empresa que, según los recuerdos familiares, debió estar cerca de la Puerta del Sol, en Madrid.
Aquel ingeniero tuvo un hijo, Antonio Martínez Sánchez, maestro artesano que en 1945 puso en pie una empresa en un piso familiar de la calle Barbieri a la que dio el nombre de RIMAR, acrónimo del primer apellido de su esposa, Margarita Rivas y el suyo.
Rimar fabricaba cocinas, cuartos de baños y todo tipo de juguetes a base de cartón, lata, mayólica, madera… La llegada del plástico y los juguetes electrónicos, les obligó a readaptarse. Estos días, el Museo Valenciano del Juguete de Ibi expone algunas de sus creaciones. Pero con el paso del tiempo, la fabricación se fue quedando atrás, se especializaron en la reparación y en la década de los 80 se puso al frente Antonio Martínez Rivas, el nieto que nunca llegó a conocer al abuelo ingeniero jefe de ferrocarriles.
Hoy, Antonio, 67 años, resiste al frente del Hospital del Juguete donde restaura y da una segunda vida a las muñecas, coches, trenes, tortugas y autómatas a los que ha dejado varados el paso del tiempo. Entren, las puertas están abiertas
Severino Donate
Llegó a la SER en 1989. Ahora hace reportajes.