España: ER(R)E que ER(R)E

Madrid

Sé que cada caso es distinto y que cada historia tiene sus propias señas de identidad, pero con la sentencia del caso de los ERE, en Andalucía -sentencia que ya sé que todavía no es firme- se completa una fotografía de España que no es precisamente para presumir, ¿eh? Porque es una fotografía chamuscada a causa de la corrupción en varios de los territorios con mayor peso económico y demográfico. Y con sus máximos responsables en la picota.

Hoy son dos expresidentes de la Junta de Andalucía, uno con pena de cárcel y el otro de inhabilitación. Pero es que el mismo camino -o parecido- han recorrido expresidentes y consejeros de Madrid, de Valencia, de Baleares… Y en el caso de Catalunya, el escándalo de la familia Pujol, bueno, eso daría para un capítulo aparte. Pero a lo que iba: hoy le toca recibir los garrotazos al partido socialista, y tiene toda la lógica del mundo que sea así. Como además la sentencia llega en un momento político tan complicado, esos garrotazos ya le están llegando directamente a Pedro Sánchez.

Pero me gustaría ir un poco más allá de esa previsible batalla, que tampoco sé cómo va a terminar. Me gustaría, en primer lugar, acordarme de los andaluces -y las andaluzas- que hoy -como antes les pasó a los madrileños, los catalanes, los valencianos…- tienen que sentirse mal, realmente mal. Unos estarán más de acuerdo con la sentencia, otros menos; pero aquí -como en los otros casos- se ha dilapidado una cantidad de dinero público y se ha proyectado una imagen que son para echarse a llorar.

Y, en segundo lugar, pregunta: ¿servirá todo esto para que aprendamos algo? En términos de gestión, de buenas prácticas, de controles correctos, de transparencia… ¿Podrá remontar algún día la confianza en nuestras instituciones -en todas- y en quienes nos representan? Eso es lo que más me preocupa, sobre todo porque no tengo clara la respuesta.