A la carta
Mítines a la carta, evaluaciones a la carta, sondeos a la carta: los partidos y algunas instituciones confeccionan la realidad a la medida de sus intereses
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Estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), partidarios y detractores de la huelga indefinida convocada en las universidades catalanas, protagonizaron momentos de tensión esta mañana por sus discrepancias entre los que estan a favor del paro universitario y los que reivindican su derecho a ir a clase. / Quique Garcia (EFE)
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Madrid
Protesta Vox por el debate de candidatos, porque les ha caído en el temario el cambio climático y ellos prefieren hablar de inmigración. Temen que los demás acorralen a Abascal con preguntas concretas porque, la última vez que le pasó, Abascal sólo pudo contestar que llevaba a España en el corazón, extrañado de que no bastara con eso. Vox quiere un debate a la carta.
Debates a la carta, periodistas a la carta, que a los críticos la extrema derecha no los quiere. A la carta es la expresión que define el momento y, de la realidad, cada partido se queda con la parte que le interesa. De todos los episodios de Cataluña, la Generalitat encarga una investigación a la carta, la de sus propios policías. La descripción que hace de la sociedad catalana es también a la carta: la de una parte.
A la carta, el CIS, que ha dado horquillas tan amplias que cada candidato coge lo que le conviene. Según la encuesta, de todos los indecisos, los que más dudan están entre votar al PP o a Ciudadanos. Los partidos trabajan en propuestas a la carta para ellos. El objetivo es atrapar al indeciso.
A la carta, las universidades catalanas, que dejan a cada alumno que elija cómo quiere que le evalúen, igual que en aquellos libros de escoge tu propia aventura, pero con los exámenes. Hay quien a eso lo llama huelga, como si el trabajador que hace huelga pudiera decirle a su empresa: mira, yo paro, pero ese paro no quiero que me cueste nada. Es una idea a la carta de lo que es huelga que, a menudo, impide al resto decidir si van o no a clase. Cuando las cosas son a la carta suelen serlo para uno, no para los demás.