Manda huevos

undefined
Madrid
A veces un pequeño episodio, si te toca de cerca, si lo puedes vivir, sirve para abrirte los ojos. Yo espero que hoy algún espectador de TV3, de la televisión pública de Catalunya, haya despejado dudas -si es que las tenía- sobre lo que es la intolerancia. Y los peligros que representa. Este mediodía Rosa Lluch, la hija de Ernest Lluch, asesinado por ETA por si alguien no lo recuerda, intervenía en el programa ‘Planta Baixa’, donde se analizaba esa deriva tan preocupante -y a mi juicio, tan repugnante- que intenta asimilar lo que está ocurriendo en Catalunya con el terrorismo. Creo que el argumento es tan zafio que no merecería mayores comentarios, pero como se difunde cada vez con más trompetería y hay gente que lo compra; pues entonces se convierte en peligroso y hay que refutarlo, hay que combatirlo.
Pero Rosa Lluch, que sabe por desgracia lo que de verdad es el terrorismo, apuntaba este mediodía algo muy importante también: hay que condenar la violencia siempre, desde el primer momento, en cualquier circunstancia. Se refería, claro está, a las declaraciones de algunos líderes del movimiento independentista -empezando por el propio president Torra- que relativizan, contemporizan o directamente justifican los disturbios de los últimos días y los choques con la policía.
¿Y qué ha ocurrido mientras Rosa Lluch decía eso a las puertas de la universidad? Pues que le han empezado a lanzar huevos y ha habido que interrumpir la conexión.
En fin, a mí sólo me sale que mirar hacia otro lado cuando pasan cosas de estas no es la solución. Y que, además, debemos resistirnos a que nos encasillen. Porque denunciar esto que estoy denunciando no me convierte en un facha españolista y habitante de un estado dictatorial. Pero levantar la voz contra la sentencia del Supremo, la prisión preventiva o la criminalización del independentismo tampoco me transforma en un catalán separatista y antisistema.
Los antisistema de verdad son los que, por acción u omisión, a la brava o por indolencia, o por puro interés, están bloqueando cualquier salida sensata a este lío que nos afecta a todos. Y por desgracia, de momento van ganando ellos.