Huir de la soledad política o de los fracasos
Torra y Puigdemont necesitan conflicto para seguir existiendo. Está claro que el president no es parte de ninguna solución, ni para el problema inmediato de orden público ni para la solución política a largo plazo.
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Huir de la soledad política o de los fracasos
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Madrid
Hay muchas maneras de huir de la soledad política o de los fracasos, y Quim Torra ha elegido una vía que, si no fuera tan peligroso todo y tan dramático, resultaría cómica. El President que no ha tenido tiempo de reunirse con su policía autonómica, que ha vivido uno de los peores episodios de su historia. Sí lo ha tenido para grabar una dramatización de sus llamadas no respondidas a Pedro Sánchez. Sin tiempo tampoco ni una palabra para la mitad de Cataluña, que no se siente representada por los que protestan y de los que también es presidente.
Está claro que Torra no es parte de ninguna solución, ni para el problema inmediato de orden público ni para la solución política a largo plazo. Él y quien lo puso, Puigdemont, necesitan el conflicto para seguir existiendo. La pelota está, por tanto, en el tejado de los otros independentistas y en el sentido de Estado que sean capaces de acumular los partidos españoles. La campaña electoral no lo justifica todo y todos sabe que la única posibilidad, si es que existe alguna todavía, para salir de este peligroso atolladero es que un sector del independentismo aterrice en la realidad y consiga hacer aterrizar a los suyos. Lo que a estas alturas de alimentar al tigre no es nada fácil.