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La casa de las flores | entrevista

'La casa de las flores': las claves de la telenovela millennial

Manolo Caro y Cecilia Suárez abogan por la eliminación de los estereotipos y de la corrección política para adaptar el melodrama a la actualidad

Cecilia Suárez, protagonista, y Manolo Caro, creador de 'Las casas de las flores' / JAVIER JIMÉNEZ BAS

Cecilia Suárez, protagonista, y Manolo Caro, creador de 'Las casas de las flores'

Madrid

En un balcón de Madrid. Así es donde empieza la segunda temporada de ‘La casa de las flores’, que Netflix estrena en todo el mundo el 18 de octubre. Desde que esta telenovela mexicana adaptada a nuestros tiempos revolucionó el catálogo de la plataforma el pasado verano, no había terraza o rincón de cualquier playa que no se lanzara a hablar como Paulina de la Mora, el personaje del año. Manolo Caro, el creador de la ficción responde con este guiño a nuestro país “todo el amor y el cariño que el público español ha dado a la serie”.

Para toda una generación que ha crecido con las telenovelas mexicanas de la clásica Galavisión, ‘La casa de las flores’ fue toda una sorpresa. Ya conocida como telenovela millennial, sus dos mejores embajadores, Manolo Caro y Cecilia Suárez, se sienten orgullosos de este sobrenombre. El creador reprocha al melodrama tradicional no saber haber evolucionado y haberse quedado obsoleta y reprobada: “La casa de las flores’ es un melodrama, pero con temas de actualidad que reinventan el género”, asegura, orgulloso de que le apoden el reinventor de la telenovela. Por su parte, Cecilia añade que precisamente una de las claves de su éxito es conectar con esa educación sentimental que vivimos desde niños.

Un género, el de la telenovela, en el que nunca podíamos imaginar tanta diversidad sexual, cosificación masculina o definición de clases. Un tema, el de la actualización del formato, que siempre estuvo muy presente en la mente de Caro al enfrentarse a su primera ficción seriada. “Los homosexuales siempre han sido caricaturizados, siempre eran el mejor amigo de alguien, pero no conocíamos su vida”, argumenta. “La corrección política atenta contra la creatividad”, parafrasea su amigo Paco León, que vuelve a meterse en la piel de una transexual. “Vivimos en una época en la que todos tenemos que sentirnos representados por la ficción, y esta es una comedia que ha dado mucha visibilidad a mucha gente”, concluye.

La cosificación de los hombres es otra de las grandes claves de esta telenovela de nuestro timepo. “¿Cuántas décadas llevamos sexualizando el cuerpo femenino?”, se pregunta su creador. “En esta serie, las mujeres tiene otro interés, ninguna actúa en base a lo que le dice ningún hombre ni busca un príncipe azul millonario para ser feliz”, reivindica, mientas Cecilia aplaude esta proliferación del cuerpo masculino desnudo en escena.

‘La casa de las flores’ llegó a su país natal asustando, pero gustando. “México es un país transgresor, aunque haga que no es”, asegura Cecilia Suárez sobre el origen de esta serie y su repercusión en él. “Una de sus máximas figuras es Juan Gabriel, a pesar de ser un país homófobo. Es una contradicción, una disyuntiva en la que Manolo está presente”, dice la intérprete de Paulina Mora, ese personaje que, al igual que su país, parece conservador pero disfruta relacionándose con drag queens y presos.

'La casa de las flores', las claves de la telenovela millennial

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En esta segunda temporada mantiene el espíritu que la encumbró, pero con altas y bajas en su elenco. La trama madrileña le ha servido a Manolo para introducir a María León, que interpreta a la hermana de Paco León, y Eduardo Casanova, “una relación de amistad y cariño que se ha llevado a la ficción y ha sido muy orgánica”, dice el creador, que cuenta con un contrato en exclusiva con Netflix. Entre las bajas, la que a priori parece más difícil de llenar, la de Verónica Castro, cuya ausencia se confirmó hace unos meses. “Esta nueva temporada habla del duelo, de cómo se reinventa un matriarcado tras la marcha de una madre”, resume Caro, mientras que Cecilia Suárez se niega a recoger el testigo de la actriz: “como en cualquier familia, las pérdidas no permiten que alguien sustituya el vacío que deja, sino que se acaban reestructurando”.

Cecilia no quiere ser la matriarca, pero sigue estando encantada con interpretar a Paulina. “El éxito de este personaje es que rompe con todos los estereotipos y puede llevarse con cualquier persona”, dice sin miedo a ser encasillada: “El éxito no se puede asumir con miedo, esta carrera se fundamenta en la impermanencia, y si no lo disfrutas, pierdes las posibilidades de crecer”, asegura la actriz. Afincada en su México natal, sigue renunciando a oportunidades de trabajo en Estados Unidos porque no le interesa “la versión tan corta que los gringos tienen sobre las mujeres latinoamericanas”.

No sabemos si en la serie continuaremos viendo balcones de Madrid, pero lo que está claro es que veremos a Manolo Caro por sus calles, pues el creador ya está trabajando en su próximo proyecto, una miniserie dramática de tres capítulos llamada ‘Alguien tiene que morir’.

 
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