El genio de las tempestades
undefinedVÍDEO: BEA POLO
Madrid
Sé que lo más sencillo en estos casos es refugiarse en el socorrido: “quien siembra vientos, recoge tempestades”. Y no querría ventilarlo con una frase tan manida, pero ya lo siento: es lo primero que me viene a la cabeza cuando veo el follón que se ha montado por las cargas policiales de ayer en Barcelona.
Un hombre ha perdido un ojo por el impacto de una pelota de goma, otro ha resultado seriamente dañado en los genitales parece que a causa de un porrazo, hay decenas de heridos, manifestantes la mayoría, aunque también algunos policías; y además unas imágenes que asustan mucho cuando se ve cómo en el aeropuerto del Prat una furgoneta de los Mossos d’Esquadra arranca a pesar de que dos personas tratan de frenarla. Pudo producirse una desgracia muy seria.
Y ahora hay que investigarlo todo, pues claro que hay que investigarlo; por si alguna carga resultó excesiva, por si algún agente -del cuerpo que fuera- se extralimitó, pero, sinceramente, ¿qué esperaban los dirigentes independentistas, empezando por el propio President de la Generalitat, cuando animaron -cuando animan- a la gente a lanzarse a la calle? Porque tiene tela la cosa; o sea, tú como jefe de un gobierno le dices a los ciudadanos: ¡a protestar!, pero luego tienes que enviar a la policía a controlarlos. Y pasa lo que pasa a veces en las grandes concentraciones: que pueden acabar a palos. Que es exactamente lo último que necesitamos ahora: más palos y más tensión.
En fin, me parece un despropósito más en este día después de la sentencia del ‘procés’ donde volvemos a comprobar la magnitud del choque; no sólo político, sino emocional. En Catalunya la dureza de las penas impuestas por el Supremo ha generado un impacto enorme; y no sólo entre los partidarios de la independencia. Hay muy poca gente, muy poca, que celebre los años de cárcel que les han caído a Junqueras y compañía. Pero en el resto de España -y ya incluso se ha hecho alguna encuesta de urgencia- el viento sopla en dirección contraria: muchos -y muchas- creen que los jueces se han quedado cortos.
Y a tenor de algunas portadas y comentarios en diarios de Madrid, por ejemplo, algunos están a un paso de llamarle al Juez Marchena: traidor y antipatriota. Y blando.
En fin, es la locura que nos ha caído en suerte. Habrá que acatarla, como las sentencias. Pero picar piedra todo lo que sea necesario para salir del bucle.