Ruegos y preguntas
¿No había nadie en el mundo judicial que le preguntara al juez Marchena por qué no aplazar la sentencia hasta después de las elecciones?
Madrid
Permitan ustedes al Ojo, tan aficionado por su edad a las verdades de Perogrullo, que plantee lo siguiente: ¿No había nadie en el mundo judicial y en las fronteras del político, para susurrar al oído del juez Marchena, una sencillísima pregunta, fácilmente resumible en una simpleza parecida a preguntarle por qué no aplazar la sentencia hasta después de las elecciones?
Pongan la mano encima del libro sagrado que gusten, y respondan: ¿qué necesidad había? ¿Qué voces sobrenaturales o qué códigos secretos les obligaban a montar la que se ha montado en plena campaña electoral?
Con el misterio a cuestas, constatemos algunas cosas y deseemos otra. Primera: en la Fiscalía alguien se pasó de vueltas con la rebelión. Veneno puro. Segunda: los extremistas de uno y otro signo –ya está ocurriendo- sacarán petróleo. Tercera: los moderados tienen la oportunidad de trabajar desde la política, como siempre debieron hacer. Cuarta: los acusados se van a tomar un tallat en las Ramblas antes de un año. Alquimia pura. Y un ruego encarecido: protesten y griten, pero embriden la violencia.