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Bardem: ''Si no son capaces de un gobierno de coalición, cómo van a proteger el planeta"

El actor produce 'Santuario', un documental que ha rodado con su hermano, Carlos Bardem, y con Greenpeace para concienciar sobre el cambio climático y proteger el último área virgen del Antártico

Javier Bardem presenta en el Festival de San Sebastián el documental 'Santuario' / GETTY IMAGES

Javier Bardem presenta en el Festival de San Sebastián el documental 'Santuario'

San Sebastián

Javier Bardem se subió al Artic Sunrise, el barco con el que Greenpeace llevó a cabo una expedición para proteger la última zona virgen del planeta: la Antártida. Junto a su hermano, el actor Carlos Bardem y al productor Álvaro Longoria, con el que ya realizó el documental Hijos de las nubes sobre el Sáhara, pretende acercar al público a la realidad del planeta. 

La película es la historia de una campaña mediática, científica y política. Una más a la que se han sumado hermanos Bardem como portavoces de la campaña del Santuario Antártico. Por eso, presentan este documental, Santuario, aquí en el Festival de San Sebastián, para lograr el apoyo popular masivo para esta iniciativa de Greenpeace. Narrado con la voz de Javier Bardem en inglés, la cinta recoge el viaje que ambos emprendieron, también el trabajo en redes sociales. De hecho, Bardem no tenía cuenta en Twitter y se la abrió para este proyecto. Científicos, miembros de la ONG, explican cuál es la situación de la Antártida y qué medias hay que adoptar para que pare el desastre climatológico al que nos enfrentamos.

¿Cuándo decides embarcarte en este viaje y en esta campaña?

Javier Bardem: Álvaro y mi hermano hicieron una pieza documental en el Ártico un año antes y fueron ellos los que me dijeron, por qué no te animas a esta campaña. Me junté con la gente de Greenpeace y me cautivó lo que me contaron y me sentí honradísimo de poder pertenecer a esta campaña. Ya desde el punto de vista egoísta. Soy padre de un niño de ocho y de una niña de seis y, ¿qué mundo le vamos a dejar? Llevo tiempo con eso en la cabeza. Y llegué y les dije, bueno aquí estoy pero no sé nada, me gustaría ser parte de esa expedición para entender y ver y, sobre todo, para ser los ojos y los oídos del espectador. Lo que sí puedo hacer es lo que sé, hacer cine. Y salió el documental de una manera muy orgánica para aprender desde la marcha la urgencia en la que estamos.

¿Qué intereses hay para que no se tome en serio el cambio climático? 

Tiene que ver con el cortoplacismo a nivel económico y político. Si no somos capaces de entrar en un gobierno de coalición pensando en lo que van a ser los próximos cuatro años, cómo vamos a pedirles a esas cabezas que piensen de aquí a 30 o 40 por la salud del planeta. Sin embargo, tenemos la obligación de exigirles a nuestros representantes en este y en todos los países del mundo, de cualquier ideología política, porque esto trasciende los colores, que tomen medidas reales sobre eso.

¿Y en el caso de la economía?

Si les interesa es la economía, también dicen los expertos, que inviertan en energías renovables, en medioambiente, que les va a volver multiplicado por cinco años más tarde y que si no invierten van a tener que gastarse 20 veces más a lo largo del camino.

¿Por qué han ganado terreno los negacionistas?

El negacionismo es un retrato de una ambición escondida y de una forma de proteger lo suyo, lo egoísta, lo de uno, lo que uno representa. Es imposible negar lo que sucede. Las lluvias torrenciales en Murcia, ¿quién las puede negar? El verano tan terrible que tenemos, que hemos tenido este agosto y este julio en Madrid, donde vivo, ¿eso quién lo niega? El verano en la Antártida nos dejó ver cómo estamos empezando a degradar ese lugar tan puro y cristalino. Los plásticos que usamos en Europa ya están flotando allí. 

Álvaro Longoria: Ese egoísmo y ese cortoplacismo es muy cómodo, pero tiene sus consecuencias. La tierra tiene recursos limitados y el modelo económico en el que vivimos se basa en un crecimiento ilimitado. Es imposible eso. No hay nada más cómodo que el plástico, pero tiene sus consecuencias. El modelo económico en el que vivimos se basa en un crecimiento ilimitado. Eso no puede ser. Tenemos que cambiar la forma en la que hacemos las cosas. Todos. No solo los individuos, también las grandes empresas sigan fabricando con plástico como si no pasase nada y la culpa la tienes tú de comprar una botella de plástico. Es que no hay otra cosa. No puedes culpar al individuo.

Pero los negacionistas pueden llegar al gobierno

Yo creo que no son negacionistas es que no saben decir que no a las grandes empresas. Hay muchos intereses, pero si pensaran en sus hijos y nietos cambiarían. Ha llegado el momento de decir no.

Cuentas en el documental que te abriste una cuenta en Twitter solo cuando empezaste este proyecto

Sí, soy una persona que no uso, ni tengo redes sociales, por tanto, hay una parte de esa bilis que no recibo. Sé que esa bilis se transmite por redes sociales. No me interesa, no estoy dentro de eso. Lo que me interesa es estar en la calle porque me gusta pasear y estar atento a lo que pasa a mi alrededor y, por eso, soy actor.

Eres uno de los actores más comprometidos, has apoyado a Open Arms, hiciste el documental Hijos de las nubes sobre la situación del Sáhara, ahora estás trabajando con Greenpeace, ¿sientes que ese compromiso te ha perjudicado? 

No me siento para nada así. No me siento penalizado, todo lo contrario, me siento muy apoyado.  Lo que recibo es mucho ánimo y mucho cariño. Me sorprende la imagen que se tiene desde el nivel mediático a lo que es la realidad. Independientemente de eso, mi pasión por la actuación es un oficio; pero no es una forma de ser. Soy ciudadano y, como ciudadano, presto mi voz a lo que creo que merece la pena. Desgraciadamente hay demasiadas cosas a las que prestar atención y hay que elegir. Lejos de eso, no veo penalidades, ni consecuencias, en todo caso la responsabilidad de ser altavoz de cosas que, de otra forma, no tendrían difusión. Es una pena y es dramático que tenga que aparecer un actor para que se escuche a un científico. Pero es el mundo en que vivimos y si tengo que ayudar a que se escuche a un científico, como pasó el otro día en el Festival de Toronto, pues lo haré.

 
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