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Cuando ser libre era cosa de blancos

El 20 de septiembre de 1664, Maryland (Estados Unidos) prohibió el matrimonio entre blancos y negros.

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Puede parecer que el racismo ya existía en los Estados Unidos incluso antes que la bandera, y en parte es cierto. Pero casi un siglo y medio antes de que naciera el país, en lo que era entonces una colonia inglesa, las cosas parecían que podrían haber ido por otro lado.

Maryland había empezado a recibir a los primeros colonos en la década de 1630, y estos pronto comenzaron a dedicarse al cultivo del tabaco. Como era un cultivo que necesitaba mucha mano de obra, y los colonos eran bastante partidarios de que otro hiciese el trabajo por ellos, no tardaron en llegar los primeros esclavos. Esclavos llevados a América a la fuerza desde África, evidentemente.

Pero al ser una colonia acabada de crear, aún no tenían bien definido su sistema judicial. O, mejor dicho, no tenían claro qué injusticias iban a tolerar o incluso promover.

Inicialmente, los esclavos que se convertían al cristianismo eran liberados, o incluso lo eran después de haber trabajado un cierto número de años. Pero algunos de estos esclavos liberados hicieron algo que los británicos blancos no podían tolerar: casarse con británicas blancas.

El hecho de que ellos mismos hubiesen estado teniendo relaciones forzadas con esclavas negras evidentemente no les parecía algo comparable. La cuestión es que el 20 de septiembre de 1664 fue un día terrible para todos los negros que vivían en Maryland.

Ese día se decretó que el amor no podía producirse entre distintos colores de piel. Además, se estableció por ley que, si tenías la piel negra, solo serías libre cuando murieras. Y ese sería el mismo destino que tendrían tus hijos y tus nietos. Tres siglos y medio después, las cosas han cambiado, pero no tanto como deberían

 
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