El brote de violencia que se inició por culpa de unos sombreros

Que los dictados de la moda son extremadamente arbitrarios lo saben hasta las uñas de Rosalía. Pero lo que ya es más raro es que un accesorio te pueda traer de regalo una bonita paliza. Y no, no estoy hablando de tribus urbanas que se distinguen por sus uniformes más o menos preestablecidos.

No, vamos a remontarnos al 13 de septiembre de 1922, mucho antes de que existiesen los mods, los rockers o los punks. Ese día, el culpable de que empezaran unas jornadas de gran violencia en Nueva York fue el canotier, un simple sombrero de paja. Desde hacía años, había una ley no escrita que decía que si llevabas este sombrero más allá del 15 de septiembre, era perfectamente lícito que te lo arrancaran de la cabeza y lo aplastaran contra el suelo.

Era considerado una prenda veraniega, y en Estados Unidos habían decidido, de forma muy arbitraria, que el verano terminaba el 15 de septiembre. Pero en 1922 unos chavales decidieron adelantarse unos días y empezaron a arrancar y destrozar sombreros el 13 de septiembre. Y claro, algunas de las víctimas no se lo tomaron nada bien y les hicieron unas nuevas dentaduras a estos chavales, con sus puños.

Eso hizo que los ánimos se caldearan aún más, y grupos más grandes de adolescentes empezaron a ir con palos por la calle para dejar irreconocibles a sombreros y dueños. Las reyertas duraron ocho días y hubo cientos de heridos, pero quien tuvo el peor 13 de septiembre fue el pobre canotier, que quedó estigmatizado y fue cayendo rápidamente en desuso. A ver si Rosalía se decide a recuperarlo como accesorio imprescindible.