La política y la memoria

Madrid

Quiero dedicar mi última sección sin título, aprovechando la feliz absolución del PP, porque siempre que algo se absuelve en el mundo hay que estar feliz, al ordenador de Luis Bárcenas. Al momento de ser destruido; el momento exacto.

Tengo suposiciones, que son más interesantes. Pero tengo sobre todo certezas. Es decir, a mí me interesa muchísimo la relación de la política con la memoria, y en particular con la eficacia con la resuelve sus problemas con el pasado.

Y ya que la justicia ha sido generosa con el PP, el PP debería ser generoso con la sociedad y poner a disposición de quién lo necesite al hombre capaz de borrar 35 veces un disco duro y martillearlo. Porque es exactamente lo que yo necesito en mi vida muchas mañanas, yo y muchos; no recodar lo que hiciste, no recordar lo que escuchaste o dijiste, no recordar nada de lo que pasó ayer o hace diez años. Queremos hacer con la vida y con el amor lo que el PP hace con la corrupción.

Y hablando de amor, hablemos del amor que en los últimos días ha demostrado España por la campeona olímpica Blanca Fernández Ochoa. Algo también relativo a la memoria, también. Pero a la memoria de todos y a la que debemos honrar siempre. Cuando ocupas tanto como Blanca Fernández Ochoa, que ocupó todo no ya como campeona sino como símbolo, como representación, como referencia, el vacío que dejas es igual de grande e igual de importante.