De Buenas a PrimerasUn mal día lo tiene cualquiera
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Un mal día lo tiene cualquiera

El deslucido final del atracador más mítico

Tal día como hoy acribillaron a John Dillinger cuando salía de ver una película en el cine

El final del protagonista de la Casa de Papel hace un siglo

El final del protagonista de la Casa de Papel hace un siglo

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Hoy vamos a hablar de un hombre que podría haber sido Robin Hood pero se quedó a medias: robaba a los ricos, pero descuidaba la parte de dárselo a los pobres. Aún así, llegó a ser un héroe popular americano.

John Dillinger había sido un niño conflictivo, y había tenido ligeros encontronazos con la ley ya de adolescente. A los 21 años, ya casado y viendo que lo de trabajar no se le acababa de dar del todo bien, asaltó una tienda de comestibles en su pueblo de Indiana. Si bien iba armado durante el robatorio, no disparó contra nadie, limitándose a darle un golpe en la cabeza al dependiente. Él y su compinche robaron el gran total de 50 dólares.

Que era más dinero en 1924, pero seguía siendo una miseria si tenemos en cuenta lo que pagó por ello cuando fue arrestado: fue condenado a pasar de 10 a 20 años en la cárcel. Cumplió nueve años de la sentencia, pero su experiencia penitenciaria sirvió para justo lo contrario de lo esperado: John se hizo amigo de varios ladrones de bancos y se puede decir que hizo un máster en robatorios. Además, al salir de la cárcel, se encontró a un país inmerso en la Gran Depresión, donde encontrar trabajo era imposible y en el que poca gente tenía muchas simpatías por los banqueros, vistos -y con razón- como unos de los causantes de la miseria global.

Dillinger y la banda que juntó pronto cautivaron a esa América deprimida, que veía con especial regocijo cómo el forajido se fugaba de la cárcel o conseguía escabullirse de la policía en el último minuto. Particularmente celebrada fue su fuga de la cárcel con una pistola que talló a partir de un trozo de madera y que coloreó con betún. De 1933 a 1934, el recién creado FBI, la agencia policial encargada de los delitos que afectan diversos estados, dedicó muchos hombres y esfuerzos a capturar al enemigo público número uno. Y, el 22 de julio de 1934, lo cazaron.

Traicionado por una amiga, se encontró con un pelotón de agentes del FBI cuando salía del cine. Lo acribillaron a balazos antes de que pudiera intentar otra de sus famosas huidas. Eso sí, más de 15.000 personas asistieron a su entierro y su nombre sigue siendo sinónimo de gánster carismático.

 
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