Propio de la infancia
Madrid
Celebrar una derrota como si hubieras ganado es propio de la infancia. Cuado en la escuela podías ilustrarte sin vergüenza con trampantojos. En la política sucede este trampantojo de la edad de la inocencia. Pero ya no son inocentes los adultos que se adornan en medio del fracaso con un trofeo que realmente no han ganado. Pero la vida es así. En la niñez no se conocen sentimientos como el odio o la envidia pero en la edad adulta se practican sin vergüenza y sin datos, como si así comunicaran que la victoria de los otros no hubiera ocurrido.