Frente al ruido y la furia
Madrid
Frente al ruido y la furia de los que no quieren oír al otro están la poesía, la música, el teatro; y nada mejor que oír a los clásicos para lograr que el alma se sosiegue y busque en los diálogos o los versos la esencia de la lengua con la que comunicarnos. Aconsejo a los que gritan en las tertulias y en los debates que escuchen el verso bien dicho de La hija del aire, de Calderón, en la versión de Mario Gas y de Benjamín Prado. Está, representada como Dios manda, en el Teatro de la Comedia, donde otrora también se gritó o se pataleó como ahora en las Cortes.