Demostración de fortaleza de nuestra democracia

Madrid

Sabíamos que no iba a ser una sesión de constitución del Congreso como las otras. Sabíamos que lo que nos había llamado la atención cuando en la constitución de las cámaras entró Podemos quedaría como una anécdota. Y todas las previsiones se han cumplido. Políticos encarcelados ocupando sus escaños, la ultraderecha buscando, y consiguiendo, la foto detrás del presidente del Gobierno, camisetas reivindicativas, fórmulas para el acatamiento de la constitución para todos los gustos, pataleos, abucheos y aplausos, y lucha por la reivindicación del liderazgo de la oposición.

Sesión bronca a ratos y con destellos de política a ratos. Seguramente lo que nos encontraremos en el Congreso a lo largo de la legislatura, una división que, a día de hoy, parece insalvable, a pesar de la férrea voluntad y el discurso impecable de la nueva presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Y unas mayorías tan apuradas como han reflejado esos 175 votos que ha conseguido la nueva presidenta del Congreso.

Y, más allá de algunos excesos verbales y gestuales, lo de hoy en el Congreso no supone ninguna afrenta al estado, como denuncian airadamente algunos, es un triunfo del estado y una demostración de la fortaleza de nuestra democracia, porque es precisamente en los disensos donde se demuestra esta fortaleza, en la gestión de esos desacuerdos. Y el momento en el que más se han puesto en evidencia los desacuerdos ha sido en el acatamiento a la Constitución, pero allí estaba la política y la propia Constitución para hacer volver las aguas a su cauce. Al final se imponen las reglas y las normas.

Hoy, por un día, el conflicto catalán ha vuelto al terreno de la política, de donde no debería haber salido nunca. Hay gente, en los dos bandos, a quien esto no le gusta, que prefieren la trinchera al entendimiento porque de eso depende su subsistencia.