Juego de trileros

Carles Puigdemont está huído, no puede ejercer como diputado en el parlamento catalán ni previsiblemente podrá hacerlo en el europarlamento tras las elecciones del 26 de mayo, salvo que venga a Madrid a jurar la Constitución.

Pero eso no le impide presentarse a las elecciones, porque mantiene intacto ese derecho. Así lo cree el Tribunal Supremo, a quien la Junta electoral Central ha intentado involucrar en su polémica decisión de suspender el derecho del expresident a concurrir a los comicios europeos. Ni cuatro de los miembros de la Junta, ni la Fiscalía ni el propio Supremo comparten esta suspensión, que ahora queda en manos de los tribunales ordinarios.

Fueron el PP y Ciudadanos quienes instigaron a la Junta con su recurso y quienes van a propiciar otra victoria jurídica a Puigdemont que sumar a las que obtuvo cuando ni la justicia belga ni la alemana decidieron cursar la orden de extradición.

O PP y Ciudadanos tienen unos asesores legales poco eficientes, o no les preocupa enredar a las instancias judiciales en su batalla política. Se diría que tampoco les importa alimentar el victimismo de quienes, por su lado y sin escrúpulos, no dudan en invocar la memoria de las víctimas del campo nazi de Mauthausen para compararlas con los presos del procés. Menos mal que la democracia está por encima de los juegos de trileros.