El domingo, a votar
El voto es un derecho, pero también es un deber inherente a la propia democracia.
Procuren disfrutar del fin de semana pero, sobre todo, no se olviden que el domingo hay que votar en unas elecciones generales de las que debe salir la posibilidad de un gobierno estable y libre chantajes para que nuestra sociedad no siga sometida a los vaivenes de los últimos años. Ni se queden en casa, como si esta historia no fuera con ustedes, ni se escuden en la indecisión para pasar de largo de su colegio electoral. Quien no vote que sepa que no tendrá derecho a piar en la próxima legislatura. El voto es un derecho, pero también es un deber inherente a la propia democracia. Cuanto más se llenen las urnas, más fácil será que pueda formarse un gobierno que ponga la proa de España mirando al futuro y acabe con ese falso retrovisor que algunos han utilizado para paralizar las reformas serias y sensatas que son imprescindibles después de más de cuatro décadas de régimen de libertades. Pero para eso es fundamental que los dos grandes bloques de izquierda y derecha aparquen los agravios y aprendan a convivir. Para ello hay una enorme herencia llamada Transición que no se puede seguir despreciando.