Doble final de dobles
Hemos sustituido el bipartidismo por el bibloquismo, de manera que los dos debates van a ser, además de una final a doble partido, una final de dobles con un quinto fantasma impasible el ademán frotándose las manos

La voz de Iñaki Gabilondo | 22/04/19 | Doble final de dobles. / VÍDEO: ROBERTO CUADRADO
Madrid
Los debates de hoy y mañana son como una final a doble partido. El primero, de tanteo, con los participantes precavidos para evitar errores, y el segundo, más abierto, a por la victoria. Si el número de indecisos es tan alto como dicen las encuestas, los debates van a tener gran influencia en el resultado final. Pero sin restar un ápice de importancia a los debates ni por supuesto al resultado de las elecciones, no puedo evitar la sensación de que la política española va a seguir atrapada en ese bucle de inestabilidad en el que vive desde hace cuatro años incapaz de saber cómo manejar la nueva realidad multipartidista.
Más información
No se trata de añorar la situación anterior, si no de entender la actual, que obliga a acuerdos cruzados y complejos para afrontar los problemas de verdad con soluciones duraderas y a revisar el concepto de lealtad.
Como no ha ocurrido nada de eso, como hemos querido jugar el nuevo juego con el reglamento del anterior, hemos tenido los gobiernos más cortos de la democracia, procesos de formación más complejos y más largos y con menor producción legislativa. Conservamos, agravada, la dureza bronca de las antiguas confrontaciones y hemos perdido los viejos contrapesos. Y es que hemos sustituido el bipartidismo por el bibloquismo, de manera que los dos debates van a ser, además de una final a doble partido, una final de dobles con un quinto fantasma impasible el ademán frotándose las manos.