La suerte siempre se acaba (sobre todo si sobrevives a cuatro atentados)
El 13 de marzo de 1881 el zar Alejandro II de Rusia fue asesinado. Era la quinta vez que atentaban contra él e incluso en esa ocasión tuvieron que tirarle una segunda bomba
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La suerte siempre se acaba, sobre todo si sobrevives a cuatro atentados
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La relación de la dinastía de los Románov con Rusia fue bastante complicada durante los 300 años que duró, y pocos zares lo ejemplificaron mejor que Alejandro II. Alejandro fue el emperador ruso de 1855 a 1881 y, como muchos de los Románov, quiso cuadrar el círculo del país que gobernaba. Por una parte, quería modernizar a su país para que estuviera a la altura de las otras grandes potencias europeas. Pero por la otra, no quería que esa modernización trajese cambios que afectaran el estatus de la casa real y de la nobleza.
Así, por un lado fue conocido como “el Liberador” por haber sido el zar que liberó a los campesinos rusos del yugo feudal, que los tenía atados a la tierra y a su señor. Pero también fue conocido por la cantidad de atentados que se perpetraron para intentar acortar su vida. Sufrió un atentado en 1866, otro en 1867, 1879 y 1880. Algunos probaron suerte con pistolas y otros con explosivos, pero la suerte parecía estar del lado del zar.
Hasta el 13 de marzo de 1881. Ese día, Alejandro iba en su carruaje por San Petersburgo, la capital de su imperio, cuando un joven revolucionario, miembro de la organización clandestina llamada “La voluntad del pueblo”tiro una bomba debajo de su vehículo. El artefacto explotó, pero al ser un carruaje blindado, el emperador salió ileso, aunque algo aturdido. La guardia cosaca del zar le urgió a que abandonara el sitio lo más rápido posible, pese a que ya habían detenido el terrorista. Pero esta vez, la suerte no acompañó a Alejandro. Otro miembro de “La voluntad del pueblo”, al grito de “aún es pronto para dar gracias a Dios” le lanzó una segunda bomba que explotó inmediatamente. El emperador, gravemente mutilado, fue llevado a palacio, pero murió poco después. Él no llegó a saberlo, pero incluso había un tercer revolucionario listo para tirarle una tercera bomba en caso de que la segunda tampoco lo hubiese matado.
Que el día de hoy puede resultar aburrido o incluso estresante, pero difícil veo que tengas a tres terroristas esperando acabar contigo a toda costa.
SI TE HAS QUEDADO CON GANAS DE MÁS