Rajoy en estado puro
Josep Ramoneda analiza la declaración como testigo de Mariano Rajoy en el juicio al procés
Barcelona
“Anormalidad impropia de una sociedad democrática”, así ha descrito Rajoy lo que ocurrió en Cataluña en otoño de 2017. Rajoy en estado puro. Evitando las palabras comprometedoras. Eludiendo responsabilidades, por ejemplo, al afirmar que, nunca, ni siquiera siendo ministro del interior, dio instrucciones sobre cómo afrontar los problemas de orden público. Recurriendo a una peculiar interpretación de los hechos, solo existe lo que es reconocido legalmente: el referéndum del 1 de Octubre no existió porque así lo dijo la Junta Electoral. Y reiterando como leitmotiv un análisis de mínimos: "Si no se hubiera llamado a la gente a un referéndum ilegal y no se hubieran tomado decisiones quebrantando la ley, ni usted ni yo estaríamos aquí. Eso es lo importante". Si alguien esperaba una actuación reveladora del presidente se ha llevado un chasco. Fiel a su estilo procuró sobrevolar la realidad y quitarse de en medio. En cualquier caso, el paso de los primeros políticos llamados a testificar ante el tribunal ha dejado claro que es mucho más fácil hablar en la tribuna del Congreso que en un juicio bajo juramento. Las palabras se medían tanto que a veces parecía que se masticaban y vimos repetidos indicios de incomodidad de inseguridad en personas muy dadas al verbo fácil.
Las posibilidades de malversación de fondos públicos para el referéndum han quedado una vez más como muy limitadas por el control absoluto de las finanzas de la Generalitat, confirmado por el ministro Montoro. En cualquier caso, si los servicios de información fueron incapaces de detectar el trajín de urnas hacia los lugares de votación, tampoco es extraño que no hayan conseguido noticia alguna sobre quienes las pagaron.
Las diferencias estratégicas en el independentismo han quedado otra vez de manifiesto, cuando Artur Mas ha insinuado que Puigdemont alteró la hoja de ruta al convocar el referéndum: “Era mejor convocar elecciones”. Cada día de juicio se hace más evidente, que hubo más de una oportunidad para que no se tuviera que llegar hasta aquí. Y nadie tuvo la grandeza de dar los pasos para conseguirlo. La culpa no es solo del otro.