Toca arriesgar
Francisco ha ejercido un liderazgo luminoso en este tiempo de augurios sombríos en el mundo. Pero es ahora cuando su papado y el futuro de la Iglesia católica se la juegan.
Que asistimos al derrumbe de un mundo y al nacimiento de otro es una evidencia, y en el plano simbólico nada tan contundente como ver el Vaticano convertido en un inmenso confesionario para la propia jerarquía católica, expiando junta en público un pecado y muchos delitos. El Papa Francisco ha arriesgado mucho, está arriesgando mucho en contra, incluso, de parte del clero que sigue arrastrando los pies ante la sucesión de abusos a niños, niñas, adultos... ocultos durante décadas de impunidad.
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Pero arriesgará más la Iglesia si, como dijo ayer el Papa, de esta cumbre salen solo el reconocimiento del pasado y buenas palabras para el futuro. Francisco ha ejercido un liderazgo luminoso en este tiempo de augurios sombríos en el mundo. Pero es ahora cuando su papado y el futuro de la Iglesia católica se la juegan.