Todos los culpables
Es tan nefasto el sistema de contratación bendecido en 2012 por el gobierno ultraliberal de Guindos, que todos los eneros ocurre lo evidente, que no es otra cosa que se amontona la temporalidad de los contratos, y la precariedad nos estalla en la cara
Madrid
Volvamos a las cosas de comer, que los datos del paro, recuerden que se trata de la primera preocupación para los españoles según el CIS, son para echarse a llorar. Es tan nefasto el sistema de contratación bendecido en 2012 por el gobierno ultraliberal de Guindos, que todos los eneros ocurre lo evidente, que no es otra cosa que se amontona la temporalidad de los contratos, y la precariedad nos estalla en la cara. Empaquetar teléfonos móviles, cocinar besugos o vender camisas da para lo que da en las siempre gratificantes navidades. Pero se acaban las temporadas, los meses, las semanas y los días, y el 1, o el 7 de enero, nos pilla con las miserias al descubierto.
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Varias razones para que el Gobierno de Sánchez no haya hecho los deberes, pero las dos principales se las debemos a los independentistas, por un lado, y a los grandes patriotas de la derecha por otro. Dejen los primeros que fluyan unos presupuestos que pueden empezar a enterrar la austeridad culpable de tantos males, y cesen los segundos en el boicot, con su miserable actuación en las mesas del Congreso, a las medidas que intenta poner en marcha el Gobierno. Por su parte, Pedro Sánchez no tiene otra salida: déjese de complejos y haga lo que tiene que hacer vía decreto. Protestarán los políticos. Pero aplaudiremos los ciudadanos.