¿Chivato o cómplice?
El silencio de un menor no siempre es cómplice, y puede que el miedo que atenaza al que sufre la violencia pueda ser el mismo que selle la boca del testigo
Madrid
La Comunidad de Madrid prepara un borrador sobre convivencia escolar que prevé castigos - el más grave, cinco días de expulsión - para aquellos alumnos que conozcan y no denuncien casos de acoso escolar a sus compañeros. Las AMPAS afirman que no han sido informadas de este aspecto concreto que creen además un disparate, porque sólo pretende criminalizar a los alumnos.
Es verdad que siendo gravísimo el problema del acoso escolar hay que valorar que se vayan afinando las respuestas del sistema para combatirlo. Pero también puede suceder que en el afán de atajarlo se nos pueda ir la mano. Porque en un asunto tan complejo, el silencio de un menor no siempre es cómplice, y puede que el miedo que atenaza al que sufre la violencia pueda ser el mismo que selle la boca del testigo. Romper ambos silencios debe ser el objetivo. Y eso se consigue creando conciencia y proporcionando herramientas para detectar y visibilizar el problema. Y no parece que el castigo sea la más adecuada.