Felices fiestas. Por si acaso

Madrid

Llegamos a las vacaciones del turrón con Cataluña en la retina. Y aunque todavía desconocemos cómo se desarrollará en las calles este 21-D que ahora amanece, es de temer que a la vuelta nos encontremos, aún, enredados en la misma vaina. Los pequeños signos de distensión, desde el abandono de la huelga de hambre a la aprobación del techo de gasto, pasando por la propia entrevista Sánchez-Torra, generadora de un comunicado final bastante neutro, que tiene en su existencia su única virtud. Pero es igual. Para los secesionistas, independentistas o como ustedes gusten denominarles, estas cosas apenas si son algo más que triquiñuelas de sus heroicos conductores para engañar a los bobos españoles. Y tan solo el gesto de Sánchez de decir bona tarda al saludar a Torra, se considera por Ciudadanos, PP, sus aliados reconquistadores y los periodistas de la fiel infantería una humillación inadmisible a España y los españoles. Traidor, le gritan. Porque a ver a quién se le ocurre, desde la presidencia del Gobierno, intentar el diálogo con el presidente de una comunidad autónoma, que lo suyo es dejarse de cobardías y cesiones vergonzosas, y lanzarse a la yugular del primer catalán que te encuentres en el AVE. ¿Exagera el Ojo? Sí, se admite. Pero poco. ¿Alguna otra cosa? Pues sí, que seguirán muriendo africanos en el Estrecho. Nos importa un rábano. Felices fiestas.