Respetar solo tu propio culo
El editorial de Celia Blanco en Contigo Dentro
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Getty Images
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Madrid
Claro que hay homosexuales ultraderechistas. Quiero creer que los hay. Si no, la orientación sexual iría por otros derroteros que no son ni el corazón ni el sentimiento. Claro que los partidos de ese palo convencen a algunos. A todos esos que olvidan lo difícil que ha sido conseguir que no fueran unos apestados, articulando las leyes que pudieran protegernos. Ahora que esos gays ultraderechistas empiezan a salir hasta de debajo de las piedras, argumentando que se alejan de otras opciones políticas porque no se ven representados, echan a patadas a otros que están aún peor. La ultraderecha quiere fuera de la seguridad social a las personas transexuales. Así lo dice en su programa electoral y lo demuestra en sus políticas, por ahora a pie de calle. Donde más ruido hacen. Los gays ultraderechistas escupen su voto en la urna para darle poder al que, sin ningún miramiento, los mea encima.
Por considerar que el matrimonio es solo cosa de hombre y mujer. Por exhibir a esos homosexuales como trofeo de caza pero luego dejarlos en la inmensidad de que, cuando estén juntos, sean otra cosa pero no matrimonio. Por pretender con su política enemistar a los homosexuales y a las personas transexuales que, de la mano, tantos derechos consiguen. Cuando los homosexuales no se preocupan por los derechos de las personas transexuales el problema es de toda la sociedad.
Si dejamos que nos dividan, ganarán. Hay que ser muy fuerte para cambiar una mentalidad heterosexual, machista y retrógada. Pero… ¿quién dijo miedo?
Hablamos de defender nuestros derechos. Y esto incluye los derechos sexuales, mal que le pese a los que solo respetan su propio culo.