No solo del proceso vive el hombre
Josep Ramoneda reflexiona sobre las protestas sociales en Cataluña, que han llegado hasta las puertas del Parlament, la multa de la CNMV a Borrell y las relaciones del Partido Popular con Vox
No solo del proceso vive el hombre
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Barcelona
No solo del proceso vive el hombre. La ciudadanía catalana empieza a perder la paciencia ante un gobierno instalado en un solo tema: la república que no llega ni se avista en el horizonte. Los problemas de la vida de todos los días están rompiendo la barrera del discurso resistencialista que deja sistemáticamente en segundo plano la acción de gobierno. Médicos, universitarios, bomberos funcionarios reclaman atención a sus problemas: no se puede vivir eternamente colgados de la gran promesa. Gobiernen ya, es el mensaje, menos retórica, menos peleas de familia y más atención a la gente, a lo que es real como la vida misma. Lo que nunca debería perder de vista un gobernante, por grande que sea la causa que le anima.
A Borrell le protege la cuestión catalana. Otros cayeron por muchos menos, por ejemplo, la ministra Montón hoy exculpada. Pero, excepto Podemos, todos los demás partidos piden la dimisión de Borrell por el caso Abengoa con la boca pequeña. Es el único azote de independentistas que hay en el gobierno. Y PP y Ciudadanos no quieren que caiga.
El mismo día que Vox se pronuncia contra la ley de violencia de género, Pablo Casado, preguntado por su vecino de extrema derecha afirma que “El PP estará encantado de recibir los votos de quienes quieren cambiar las cosas en Andalucía”. Con estas compañías no hace falta preguntarle a Casado para saber en qué dirección quiere que las cosas vayan.
Aznar alerta de que en las próximas elecciones se dirimirá la continuidad del orden constitucional. ¿De qué orden habla: del que establece la Constitución o del que ha definido el expresidente dando por excluidos al PSOE y Podemos además de los partidos periféricos?
Dice la filósofa francesa Elisabeth Badinter: "Tenemos que seguir el combate de siempre: de la racionalidad contra las supersticiones. No creo que se pueda pensar libremente en Internet. En las redes sociales, todo el mundo tiene miedo”