El término medio virtuoso
PSOE y PP, que llevan meses tirándose los trastos a la cabeza, han pactado que la renovación del Consejo General del Poder Judicial no puede dar el espectáculo de la parálisis o el boicot
Madrid
La política se abre paso, con torpeza en las formas, en esta España que reclama negociación y cintura y después critica los acuerdos. PSOE y PP, que llevan meses tirándose los trastos a la cabeza, han pactado que la renovación del Consejo General del Poder Judicial no puede dar el espectáculo de la parálisis o el boicot, que debe ser rápida y contentar a todos o no dejar a nadie totalmente insatisfecho. Podemos ha entrado también en la negociación.
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Habrá presidente conservador del Consejo y del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, habrá mayoría progresista en el Consejo. Aunque en la carrera por no dejar vacíos de poder, por no dejar caer un poco más el crédito de las instituciones, los dos partidos, PSOE y PP, han adelantado el nombre del futuro presidente del Consejo, que respetando las reglas sólo deben elegir los vocales. Y todas las asociaciones judiciales, con razón, han pedido respeto a las formas.
Lo hemos dicho muchas veces, la democracia es forma y fondo. Los partidos asentados cómodamente en el bipartidismo durante décadas -ahora te toca a ti, ahora me toca a mí- han penetrado más allá de lo razonable todas las instituciones y han trasladado a ellas sus peleas y sus intereses. Entre la parálisis y el intervencionismo debe haber un punto medio virtuoso. A ver si en un siglo de estos, lo encontramos.