Intentar matar a Hitler y fallar
Tal día como hoy, un carpintero llamado Georg Elser hizo estallar una bomba en una popular cervecería de Múnich. Quería acabar con Hitler y le faltó muy poco
Los trece minutos que salvaron la vida a Adolf Hitler en Múnich
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Hoy vamos a recordar a un hombre que podría haber sido el mayor héroe del siglo XXI y no lo fue por trece minutos. Su historia será sin duda un recuerdo que pondrá en perspectiva nuestros pequeños fracasos cotidianos.
El 8 de noviembre de 1939 fue el día en el que casi murió Hitler, junto con la plana mayor del Partido Nazi alemán. La II Guerra Mundial hacía poco más de un mes que había empezado, pero es improbable que hubiese podido durar mucho sin el fanatismo genocida de Hitler conduciéndola.
Y el hombre que estuvo a punto de cambiar la historia no fue ningún superagente secreto del gobierno británico: fue un humilde carpintero llamado Georg Elser. Sabiendo que Hitler querría celebrar el aniversario de su golpe de estado fallido, que tuvo lugar un 8 de noviembre del año 1923, y que lo haría en el centro neurálgico de ese evento, la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich, preparó un atentado que a punto estuvo de librar al mundo de sus seis años más atroces.
Elser vio que era relativamente fácil entrar en la cervecería, y que una vez allí podía vaciar la columna que estaba justo detrás del atril y colocar ahí una bomba de relojería. Durante meses se dedicó a la preparación y colocación de la bomba, robando explosivos y detonadores de su lugar de trabajo. Cuando llegó el fatídico 8 de noviembre, todo estaba a punto.
La bomba estaba programada para estallar a las 9:20 de la noche. Lo que no podía saber Elser es que Hitler decidió a última hora adelantar y acortar su discurso para poder coger el tren de vuelta a Berlín, en lugar de hacerlo en avión. Así que dio su discurso… y lo acabó a las 9:07. Cuando estalló la bomba, murieron unos cuantos nazis, pero de la cúpula no quedaba nadie.
Elser fue detenido cuando intentaba huir a Suiza, torturado y enviado al campo de concentración de Dachau, donde fue ejecutado, por orden expresa de Hitler, el 9 de abril de 1945. La guerra ya estaba claramente perdida, y Hitler se suicidaría 21 días después.
Poco consuelo podemos encontrar en una historia tan trágica como heroica. Quizás podemos pensar que más vale la pena intentar hacer lo correcto, aunque tengamos pocas probabilidades de conseguir nuestros objetivos.
si te has quedado con ganas de más