Presupuestos con carga

Madrid

Los presupuestos para 2019 aprobados ayer por el Gobierno llevan mucha carga.

Carga histórica, porque las ministras económicas atribuyeron sus dificultades a los incumplimientos legados por el PP.

Carga social, porque son los que suponen la mayor reversión de los recortes de los últimos años; los que más benefician a los pensionistas y los que más aumentan el salario mínimo.

Carga de futuro, porque prefiguran una (todavía complicada) alianza a largo plazo de las izquierdas.

Carga de credibilidad, porque la baza de este Gobierno es su europeísmo. Y si Bruselas catea el presupuesto, equivaldría a un suspenso a todo el Gobierno.

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Lo dijo muy clarito el líder del PP, Pablo Casado. “O la Comisión Europea tumba estos presupuestos, o estos presupuestos tumban a España”.

La Comisión no tumbará estos presupuestos. Podrá matizarlos. Peor no los devolverá para que España los rehaga. Por una razón económica y técnica: porque el objetivo del Gobierno es reducir el déficit estructural (el déficit, independientemente de la influencia del ciclo sobre los ingresos y sobre los gastos) al 0,4% del PIB, exactamente el límite que le pone Bruselas.

También por una razón política: España vuelve a estar de moda, se reestrena en el núcleo duro europeísta. Y la Comisión deberá concentrarse en el desafío frontal que las cifras del Gobierno italiano suponen para toda la arquitectura del euro. No le conviene mezclar pecados mortales itálicos con eventuales faltas veniales hispánicas, como un posible optimismo excesivo en los ingresos previstos.

Y si Bruselas aprueba ese presupuesto, será porque Jean-Claude Juncker ha enloquecido (y no es el caso en este dirigente del PP europeo) o porque ese presupuesto de ninguna manera puede tumbar a España.