¿Qué ha fallado?
El presunto asesino tenía abiertos procesos por violencia de género pero la diligencia policial calificó de "riesgo bajo" la situación de la víctima
Madrid
Un hombre ha matado hoy en su domicilio de Castellón a sus hijas de tres y seis años y después se ha suicidado tirándose por la ventana. El presunto asesino, sin antecedentes penales, había sido sometido en los últimos meses a dos procedimientos por violencia de género. Uno abierto de oficio por el juzgado tras recibir un parte médico; otro, tras la denuncia por amenazas presentada por su mujer de la que se estaba separando. Ambos casos fueron sobreseídos a petición de la fiscalía. La víctima no declaró en el primer caso y, ya como acusación en el segundo, también pidió el archivo. La diligencia policial calificó de “riesgo bajo” la situación de la víctima y el juzgado denegó una orden de alejamiento.
Este dramático caso deja patente una paradoja. Los procedimientos funcionaron, las decisiones tomadas aparentemente se ajustaron a derecho, pero ni los unos ni las otras fueron capaces de impedir el crimen. Por eso es legítimo preguntarse qué ha fallado, porque evidentemente o el protocolo tiene fallas o en algún punto del procedimiento algo se le escapó a alguien. La lucha contra la violencia de género es muy difícil. Y junto a los innegables aciertos hay que seguir aprendiendo cada día de los errores para evitar futuros horrores, insoportables, como el que hoy ha acabado con la vida de Nerea y Martina.